Las aves son vertebrados y gran parte de sus huesos son huecos, tienen aire (neumatización). Las especies más pequeñas solo tienen los huesos mayores neumatizados, mientras que las de mayor tamaño tienen un mayor número de huesos huecos, a fin de disminuir su peso para facilitar el vuelo.
El encéfalo de las aves, proporcionalmente mayor que el de los reptiles, es corto y ancho. Su cerebelo regula y coordina los movimientos con mucha exactitud.
Su respiración es más eficiente que la de los mamíferos, pueden permanecer a gran altura sin dificultad, como sucede con las aves rapaces. Además, los pulmones se comunican con los sacos aéreos, ubicados en el cuello, tórax y abdomen, que sirven como órganos ventiladores durante el vuelo, mantienen la temperatura corporal constante y disminuyen el peso del animal.
Su temperatura corporal fluctúa entre 41º y 43,5º Celsius.
El sistema digestivo de las aves está formado por: la cavidad bucal, donde se encuentra la lengua, que es pequeña y puntiaguda, y tiene una cubierta córnea; el esófago, que es un tubo musculoso largo que se extiende hasta la base del cuello; el buche, de paredes blandas, que almacena y humedece el alimento; el estómago, que está formado por el proventrículo anterior, blando, de paredes gruesas que secretan los jugos gástricos y el ventrículo o molleja, de paredes musculares que ejercen una enorme fuerza sobre los alimentos duros hasta triturarlos; el intestino, que es alargado, con numerosas asas, conduce a un recto más ancho.
En la unión del intestino y el recto hay dos ciegos alargados, en los que se produce la descomposición bacteriana de los alimentos fibrosos. Finaliza en la cloaca, apéndice hueco y cerrado donde desembocan los aparatos digestivo, excretor y el genital o reproductor, abriéndose al exterior.
Anexo al sistema digestivo tienen el hígado, que es grande y rojizo, formado por dos lóbulos, con una vesícula y dos conductos biliares. También poseen páncreas, que suele tener conductos que desembocan en el intestino.
En cuanto a las glándulas, las más importantes son: la uropigial, situada sobre la base de la cola, que secreta un líquido aceitoso que el animal extiende con el pico sobre sus plumas para impermeabilizarlas y mantener su flexibilidad; y la de la sal, presente en aves acuáticas, que consiste en uno o dos tubitos bajo las aberturas nasales del pico, por las que se expulsa el exceso de sal producto de la ingestión de agua de mar.
La fecundación de la aves es interna y su reproducción ovípara, es decir, la hembra pone huevos después de la fecundación. Las hormonas producidas especialmente por las gónadas (órganos sexuales) regulan las características de cada sexo.
Cortejo y reproducción
La mayoría de las aves son monógamas y crían en pareja. Entre ellas están casi todas las aves marinas y rapaces. A veces forman parejas que permanecen unidas toda la vida, y otras, sólo una pareja estacional. También hay harenes, en los que un macho fecunda a varias hembras.
La época de reproducción se extiende durante unas pocas semanas en primavera o verano. Cuando se acerca este período, se acelera el funcionamiento y tamaño de las gónadas y otros órganos sexuales. Este proceso es controlado por la hipófisis o pituitaria -glándula endocrina situada en la base del cerebro-, que es estimulada por acción de la luz. Por eso, la época reproductiva se inicia terminado el invierno, cuando los días son más largos.
El territorio
En gran parte de las especies, los machos que desean aparearse -conseguir una pareja para reproducirse- buscan un lugar donde anidar, una zona en la que la mayoría no permitirá intrusos de su misma especie. Puede ser grande, como para proporcionar alimentos, o sólo una rama o un sitio en el suelo donde se construirá el nido.
Si es necesario, el lugar será defendido por medio de luchas e intimidaciones, o por medio del canto que señala a los intrusos que el sitio está ocupado.
Si un macho no encuentra un territorio donde anidar, no conseguirá pareja.
El cortejo
Muchos machos simplemente se exhiben ante las hembras para atraerlas. Otras especies emiten sonidos o cantos, otras realizan vuelos o danzas, sólo del macho, o también de hembra y macho.
El apareamiento
Durante el apareamiento, los espermatozoides, o células reproductivas del macho, formados en los testículos y almacenados en el conducto deferente, son transferidos a la cloaca, desde donde pasan a la cloaca de la hembra. La unión del óvulo y los espermatozoides se produce en el oviducto.
El albumen o clara de huevo es formada por glándulas situadas en la parte media del oviducto, y las membranas de la cáscara y la cáscara misma son secretadas por glándulas de su parte posterior. Después de formado, el huevo puede ser puesto.
La cáscara protege al pollo. En el interior se desarrolla el embrión que encuentra allí su alimento y, al mismo tiempo, permite que pase el aire que necesita respirar.
El nido
Los nidos son muy variados en cuanto a su forma y a los materiales de los que están hechos.
Casi todas las aves los construyen, salvo las que anidan en acantilados o en hoyos en el suelo, que a veces arreglan con hojas y plumas, como la perdiz.
Entre las especies chilenas destacan el nido del siete colores (Tachuris rubrigastra), que tiene forma de cono y está trenzado con una totora, y el del pequén (Athene cunicularia), especie de búho, que es una galería subterránea robada a algún ratón. También anidan en galerías en el suelo el pitío del norte (Colaptes rupicola), una especie de carpintero, y el loro tricahue (Cyanoliseus patagonus). Las aves que no construyen nidos, frecuentemente suelen poner huevos manchados, que se mimetizan con su entorno.
La incubación
Uno de los padres se sienta encima de los huevos, ya que estos necesitan estar a cierta temperatura para su desarrollo. A esta labor se le llama empollar. En algunas especies, es responsabilidad del macho o la hembra; en otras, los padres se turnan, como en los pingüinos.
También hay especies que ponen sus huevos en un nido ajeno, para que se los empollen y críen, y nidos colectivos que no necesitan incubación debido a que están construidos en un gran montón de hojas a pleno sol. El calor de la descomposición de los restos vegetales los incuba.
El nacimiento
Las crías salen del cascarón entre 12 y 60 días después de la puesta.
Cuando nacen, los polluelos son muy distintos de una especie a otra. Unos tienen plumas y son capaces de caminar, nadar e incluso volar; sólo necesitan la protección de sus padres, que no los alimentan. Es el caso de las aves nidífugas, como patos, gallinas, pavos y perdices.
Sin embargo, la gran mayoría de los pájaros, como las palomas, garzas y aves de presa, son nidófilas o nidícolas: nacen sin plumas, ciegas y necesitan ser alimentadas por sus padres.
Las especies chilenas
En el mundo existen más de 8.800 especies de aves, agrupadas en 28 Órdenes, de acuerdo con sus características.
Del total de especies que hay en nuestro país, sólo 296 anidan en territorio chileno. El resto lo hace en otras latitudes y llegan como visitantes durante las estaciones cálidas, ya que se trata de aves migratorias.
Por otra parte, se estima que de las 439 especies presentes en Chile, alrededor de un tercio son marinas.
En cuanto a su distribución, debido a su gran movilidad y capacidad de adaptación, la mayoría de la especies se encuentra en todo el país. Sin embargo, hay algunas especies que sólo habitan en la zona desértica del norte, tanto en los valles como en la precordillera y el altiplano.
La zona central es la de mayor diversidad en aves, con especies que viven en matorrales y bosques. Más al sur se encuentran otras especies, como el pájaro carpintero, loros y chucaos. La zona austral tiene pocas especies propias; unas pocas son típicamente patagónicas, por lo que también se encuentran en Argentina.
Por otra parte, hay varias especies que han sido introducidas en el país. Como el gorrión (Passer domesticus) y la paloma (Columba livia), que se encuentran en todo Chile en torno a los asentamientos humanos; y la codorniz (Callipepla californica), que habita en la zona central en ambientes de matorral. Varias especies de la zona central han sido introducidas en isla de Pascua.
En las próximas notas, revisemos las principales características de los Órdenes que se encuentran en nuestro territorio.
1. División Ratitae: aves no voladoras o malas voladoras. Sin quilla en el hueso del esternón.
2. División Carinatae: son de aves voladoras, excepto aquellas que están adaptadas en otro sentido, como el nado. Tienen quilla en el hueso del esternón, lo que permite la inserción de los músculos que posibilitan el vuelo.
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