Nació en Chillán el 30 de Agosto de 1781, y fue la hija única del matrimonio conformado por Félix Rodríguez e Isabel Riquelme. Murió en Lima en 1850. En los años de la lucha por la Independencia, adoptó el apellido de su medio hermano Bernardo, con quien vivió los primeros años de su niñez.
La llegada de Bernardo O’Higgins desde Inglaterra en 1802, reunió a la pequeña familia por un breve tiempo, pues este debió partir a Lima a gestionar la posesión de la herencia de su padre. A su regreso, se trasladaron a la hacienda de Las Canteras, ubicada en las cercanías de Los Ángeles.
Una vez que se inició la revolución de la Independencia, la familia trató de mantenerse tan unida como las circunstancias lo permitieran. Isabel y Rosa siguieron al ejército desde 1813 por todo el sur del país. Incluso, se cuenta que Rosa fue hecha prisionera tras la toma del fuerte de Nacimiento, consiguiendo escapar.
Compañera inseparable
Con el Desastre de Rancagua en 1814, Rosa y su madre debieron emigrar a Mendoza para posteriormente trasladarse hacia Buenos Aires. Allí, ambas tuvieron que trabajar de cigarreras y costureras para ayudar a subvenir sus gastos de mantención. La Batalla de Chacabuco terminó con estos avatares. Isabel y Rosa se instalaron en el palacio de los presidentes en Santiago, junto a Bernardo.
Rosa O’Higgins promovió la venida al país de pintores y músicos -entre ellos Juan Francisco Zegers, padre de Isidora, extraordinaria cantante lírica-, animando y fomentando el cultivo de las bellas artes. Asimismo, organizó frecuentes recepciones en la sede de gobierno, la que había redecorado con muebles, cortinajes y tapices encargados a Francia e Inglaterra.
Muerte en el exilio
Su sociabilidad estaba por encima de las divisiones políticas, tanto así, que cultivó una estrecha amistad con Mariquita Cotapos, hija de José Antonio, un reconocido carrerino. En 1823, acompañó a su medio hermano al Perú, dedicándose a atenderlo en el exilio, junto a su madre, quien murió en 1839. Rosa O’Higgins también murió en Lima, en diciembre de 1850. En 1947, sus restos fueron traídos a Chile y enterrados en la Catedral de Santiago, junto a los de su madre. En 1993, fueron trasladados a su ciudad natal, Chillán.