El francés Maurice Ravel, inspirado por las obras de Claude Debussy, se convirtió en uno de los músicos más originales de su época, colocando el arte de los sonidos a las puertas de una nueva etapa: el neoclasicismo.
Se considera que tuvo una gran capacidad orquestal, con instrumentaciones detalladas y coloristas, consecuencia de un audaz sentido armónico, que le permitió orquestar, por ejemplo, los «Cuadros de una exposición», de Modest Musorgski, o muchas de sus propias composiciones, como «Pavana para una infanta difunta».
También sus arreglos orquestales juegan un papel notable en sus conciertos para piano, como en la «Rapsodia española» y en su «famoso Bolero».