Nació en Casablanca, el 26 de abril de 1845. Ingresó, en 1858, a la Escuela Naval y se convirtió en el último comandante de la Escuadra durante la Guerra del Pacífico.
Tomó el mando de la Escuadra y encabezó la revolución contra el gobierno de Balmaceda (1891).
Fue presidente de la Junta de Gobierno de Iquique y de Santiago.
En diciembre de 1891, fue elegido presidente para el período 1891-1896.
Montt no representaba a ningún partido y se mostró como un mandatario sensato, de carácter firme y con una gran austeridad moral.
Tras terminar su período presidencial, regresó a la Armada con el grado de vicealmirante. Luego del retiro ocupó el cargo de alcalde de Valparaíso y consejero del Banco de Chile, entre otros.
Falleció a la edad de 77 años.
Un candidato del consenso
Tan pronto la junta revolucionaria se instaló en La Moneda, se llamó a elecciones.
Los partidos políticos de la Alianza Liberal (liberales, demócratas y radicales) obtuvieron los dos tercios en el Congreso, mientras que el tercio restante fue para los conservadores.
Un acuerdo de ambos bloques designó a Jorge Montt como candidato, a pesar como se dice de su negativa inicial.
Montt pensaba que su nombramiento era una decisión poco acertada, pues se daba hacia el exterior una mala imagen del país: la de aquellos países donde el caudillo vencedor de una revolución era después presidente.
Sin embargo, Montt se presentó como candidato y resultó electo el 26 de diciembre de 1891.
Sus ministros
Su primer gabinete fue el mismo que tuvo durante su mandato en la Junta de Gobierno de 1891. Pero debido a las diferencias entre las mayorías parlamentarias y los gabinetes, y como el Congreso podía controlar la gestión del gobierno, se produjo una rotativa ministerial.
Montt empezó gobernando con todos los partidos (liberales y conservadores). Sin embargo, luego comenzarían a darse combinaciones políticas entre la Alianza (liberales, radicales y demócratas) y la Coalición (conservadores y nacionales). Así, cuando la Alianza se impuso como mayoría, Montt debió organizar sus sucesivos gabinetes en acuerdo con ellos.
A lo largo de su gobierno se produjeron ocho cambios de gabinete.
La reforma electoral de 1893
En septiembre de 1893, Montt promulgó una reforma a la ley electoral, en la cual se suprimió la base municipal que se había dado al sistema electoral, entregando esta a la junta de mayores contribuyentes.
Una vez realizada esta reforma, que afianzaba el poder de la oligarquía, los partidos políticos tuvieron grandes esperanzas en los comicios del año siguiente. Sin embargo, todos estuvieron de acuerdo en que esta libertad electoral que, como se decía, era la mayor conquistada desde la Independencia de Chile debía confirmarse en esas elecciones. Estos anhelos de la clase dirigente eran compartidos por el presidente Montt.
Esta reforma permitió que la renovación del Congreso se llevara adelante con entusiasmo, absoluta corrección y completa libertad electoral.
En el mismo sentido, se pueden señalar las dos leyes de amnistía promulgadas bajo su mandato: una en 1893 y otra en 1894.
Las obras del gobierno de Montt
Bajo su gobierno se reabrieron las puertas a los capitales extranjeros, alemanes y estadounidenses, rematándose las salitreras para, junto a la contratación de nuevos préstamos extranjeros, poder obtener nuevos recursos financieros. Al término del período de Jorge Montt se aprobó la Ley de Conversión Metálica. No obstante, no se logró detener el déficit fiscal y la deuda externa continuó creciendo.
Además, durante la administración de Montt se creó el Consejo de Defensa Fiscal y se aumentaron las fuerzas navales, con la adquisición de barcos armados en astilleros ingleses. Se promulgó la Ley de Comuna Autónoma y se hicieron las únicas reformas constitucionales (1891, 1892 y 1893) de todo el período parlamentario.
Las modificaciones constitucionales
Durante este gobierno se sancionaron y ratificaron importantes reformas a la Constitución de 1833. Estas entregaron mayores atribuciones al Poder Legislativo. Entre las más importantes se pueden señalar las siguientes:
– 12 de diciembre de 1891: la Comisión Conservadora puede convocar al Congreso a sesiones extraordinarias cuando lo estimara conveniente o cuando la mayoría de ambas cámaras lo pidiera por escrito.
– 9 de julio de 1892: se promulga la ley sobre incompatibilidades (aprobada bajo el gobierno de Balmaceda) para ser elegidos diputados y senadores.
– 26 de julio de 1893: se permitió a ambas cámaras poder insistir en la aprobación de algún proyecto de ley, aunque este hubiese sido vetado previamente por el presidente.
Un mandato conciliador
Montt no representaba a ningún partido político. Aceptó presentarse como candidato presidencial en parte por las circunstancias que vivía el país, en que justamente se necesitaba un hombre que estuviera al margen de los conflictos partidarios.
Como parte del bando revolucionario de 1891, Montt se había destacado por su prudencia y buen criterio, características que imprimió a su mandato. Así, esta actitud permitió que las odiosidades de la revolución no amenazaran la paz pública.
No se mezcló en las luchas partidistas y aceptó respetuoso las resoluciones del Congreso, llevando a cabo los principios del sistema parlamentario.
El caso Baltimore
Este incidente involucró a Chile y a Estados Unidos y se produjo en 1891. Partió cuando marinos estadounidenses que bajaron del navío de guerra “Baltimore” al puerto de Valparaíso, se enfrentaron con un grupo de obreros y como resultado quedaron dos estadounidenses muertos.
En reacción a lo sucedido, el representante de EE.UU. en Chile pidió a nuestro gobierno dar las explicaciones del caso y pagar una indemnización. Pero las autoridades de Chile señalaron que cuando terminara la investigación judicial responderían.
Con esto el asunto se agravó y el gobierno chileno pidió a EE.UU. retirar su embajador en nuestro país. Los estadounidenses se negaron y dieron su ultimátum exigiendo el pago de la indemnización, porque de lo contrario romperían relaciones con Chile.
Finalmente, nuestro país decidió pagar a EE.UU., pero dejó en claro que los gobiernos no pueden hacerse cargo de hechos particulares como el acontecido en Valparaíso.