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El 18 de agosto de 1952 falleció un hombre de extraordinario carisma, luchador incansable de la justicia social y de la dignidad de las personas en condición de pobreza, el Padre Alberto Hurtado nos dejó con su partida un ejemplo de vida. En su honor, el 18 de agosto se ha instaurado como el Día de la Solidaridad.

La primera es la visita del Presidente de la República a la Tumba del Padre Hurtado. Desde allí la máxima autoridad del país envía un mensaje a todos los chilenos sobre la importancia de la solidaridad y la figura del Padre Hurtado. Durante la tarde se celebra una misa en memoria del Santo a la cual están invitados todos los ciudadanos.

Además, la Vicaría de la Esperanza Joven organiza todos los años la Caminata de la Solidaridad, a la cual asisten miles de entusiastas jóvenes que recorren Santiago hasta la Tumba del Padre Hurtado. El Hogar de Cristo participa en masa en una de las estaciones por donde pasan los jóvenes.

¿Qué es ser solidario?

Siempre que se ayuda a alguien estamos asistiendo a una manifestación de la SOLIDARIDAD, sin embargo no todas las manifestaciones de la solidaridad tienen los mismos efectos en los que participan. Tú decides, está en tus manos colaborar ante las desgracias, o comprometer toda tu vida en la transformación de la sociedad desde los que menos tienen y menos pueden.

Cecilia Dockendorff, presidenta de la Fundación Soles, conversó con diferentes personas y les preguntó algunas disticiones relacionadas con la solidaridad. Lo primero que revelaron es que no hay una, sino varias solidaridades.

Una primera distinción se establece entre solidaridad de vida, solidaridad económica y solidaridad política.

Un miembro de una organización poblacional habló de la primera, la solidaridad de vida: «Hay una solidaridad de vida, por ejemplo entre la gente sencilla, ellos viven la solidaridad; su cultura tiene rasgos solidarios. Son rasgos solidarios muy sencillos, como compartir una taza de azúcar. Otro ejemplo de solidaridad de vida es cuando alguien te dice: yo te pago la micro«.

La solidaridad económica, según un funcionario de una Organización no Gubernamental (ONG), «es la solidaridad que la gente tiene con los sectores necesitados. Es un tipo de solidaridad que de alguna forma redunda en una transferencia financiera a través principalmente de campañas«. Agrega que la solidaridad política es el «apoyo a una causa política, como por ejemplo el antiracismo en Sudáfrica».

Comparando con otros países, este mismo funcionario percibe que «en Chile hay como dos culturas -si podemos hablar de cultura de solidaridad-, una que es dentro del sector popular y otra que a mí me llama la atención, y que es la gran cantidad de campañas de recaudación de fondos que hay en Chile. Son símbolos pequeños que muestran que hay una cierta cultura de aportar«.

Esta cierta cultura de aportar aparece, sin embargo, desde otra perspectiva, como una solidaridad meramente puntual, circunstancial, opuesta a una solidaridad más permanente, como norma de vida.

Una joven opina: «La solidaridad material existe, pero a veces se necesita solidaridad en compromiso, ayuda moral, en hacer cosas. Hay una solidaridad puntual, coyuntura frente a cuestiones concretas, pero no es una norma de vida. Por ejemplo, hay un asalto en la calle y nadie ayuda. Se trata de cosas muy diarias: nadie da el asiento en las micros a las mujeres embarazadas. Son atenciones, cortesía, pero también son solidaridad. Se da más la solidaridad en situaciones catastróficas«.

Existe una visión compartida en destacar una solidaridad que podría llamarse de catástrofes. Desde las más graves: terremotos, inundaciones, incendios, hasta enfermedades, accidentes y situaciones de emergencia.

Una profesional señala que «En momentos de mucha privación hay gente que es capaz de dar sangre, que es capaz de juntarse aunque uno piense blanco y el otro negro, para enfrentar una situación así, que es de vida, una situación límite. Por eso creo en esta solidaridad de catástrofe, donde se caen las barreras, fundamentalmente las ideológicas, y uno descubre que la solidaridad puede ser claramente una cuestión que te asegure la vida«.

Otras voces concuerdan: «Este es un país de problemas, pero salimos adelante porque en cualquier momento que hay una desgracia estamos bien unidos. Siempre que hay una desgracia grande, como una inundación, un incendio o cosas y la ayuda llega al tiro«. (Extracto del libro «Solidaridad: la construcción social de un anhelo», de Cecilia Dockendorff

Características de la solidaridad

Acogedora

– Abre espacios a personas sin excluir a nadie.
– Estudia el tipo de atención que se requiere.
– Manifiesta alegría, disponibilidad en escuchar y celebrar hechos de vida.

Creativa

– Genera respuestas nuevas e ingeniosas.
– Introduce dinámicas y juegos educativos en las reuniones y encuentros.

Organizadora

– Ordena y planifica su acción solidaria.
– Involucra y orienta a las personas que se quiere apoyar, no crea paternalismo.
– No trabaja sola, lo hace con otros y otras.

Formadora

– Forma y capacita para el trabajo de promoción humana y de defensa de los DD.HH.
– Promueve y educa a través de la realidad social de las personas, desde la Palabra de Dios y de la Doctrina Social de la Iglesia.

Misionera

– No se detiene, siempre avanza, acude y trabaja en la periferia, con los pobres, marginados y excluidos. No se queda esperando a los pobres, sale a su encuentro, crea conciencia, forma comunidad y organización.

Evangelizadora

– Evangelizar a través de la práctica solidaria de Jesús, Magisterio Social de la Iglesia. También se deja evangelizar desde la realidad de los más pobres.

Profética

– Anuncia el Reino de Dios, de paz, justicia y amor, y también denuncia todo lo que atenta contra la dignidad del hombre y de la mujer, «creadas a imagen y semejanza de Dios».

Ecuménica

– Abiertas a otras Iglesias Cristianas, sin distinción de Credos y opciones (no creyentes).

Comprometida

– Conocedora de la realidad social, política y económica.
– Testigo activo de la fe, protagonista de su historia.

Dentro de las características, Monseñor Enrique Alvear (pastor de los pobres) (1916 – 1982), destacó en su documento episcopal «De Cristo solidario a una Iglesia solidaria» tres tipos de solidaridad:

1.- Espontánea: Frente a situaciones del momento y que requieren rápida atención (ej.: incendios de casas, muerte de un vecino, accidentes o catástrofes) los vecinos, las personas, la gente, organizada o no organizada realizan colectas juntan cosas, ropas, alimentos, monedas, etc, y acuden prontamente a satisfacer la necesidad. Es algo que surge desde la espontaneidad, desde adentro, quizás para mitigar un poco el dolor de los afectados movido por un sentimiento de pena ante la gravedad o el impacto del hecho.

2.- Organizada: Grupos constituidos que dan respuestas organizadamente a problemas o necesidades permanentes Ej.: ollas comunes, (paliar el hambre), bolsas de cesantes (búsqueda y propuestas de trabajo), comité de allegados (pobladores sin casa que postulan a un subsidio habitacional y que ahorran en libretas del Banco del Estado de Chile.), grupos o equipos de solidaridad que apoyan, capacitan y forman de acuerdo a las distintas problemáticas sociales y eclesiales (gestión, desarrollo local, género y ciudadanía, D. S. I.).

3.- Amplia: Esta solidaridad tiene que ver con situaciones que afectan a la estructura misma de la sociedad. Frente a situaciones de discriminación, exclusión y marginación social, es capaz de organizarse para apoyar movimientos y acciones mas allá de su comunidad, que vayan en la línea de favorecer la justicia y el bien común. Promueve la participación y compromiso por una Cultura Solidaria, no tanto en lo asistencial, sino en lo promocional y educativo. Estos gestos solidarios tiene una dimensión profética.

(Vicaría Zona Sur-Equipo de Solidaridad)