Para los antiguos romanos el año comenzaba en marzo y contaba de diez meses, cuatro de 31 días y los seis restantes de 30, dando un total de 304 días. Luego, aparentemente el rey Numa Pompilio, añadió los meses de enero y febrero al final del calendario. Así, septiembre era el séptimo mes del año, por consiguiente lo escribían como el séptimo número ordinal, igual que las demás cifras por medio de las letras de su alfabeto, «VII», que significa «septem», derivando en «september» y en español septiembre.
Sin embargo, este calendario llevaba a una inexactitud en las fechas normales y en las revoluciones celestes, dado que el año cuenta aproximadamente con 365 días y 6 horas. Entonces el Emperador Julio Cesar llamó a Roma a Sosígenes, célebre astrónomo de Alejandría, quien propuso que cada cuatro años, el día 24 de febrero, se repitiera, quedando aumentado febrero en un día, llamado «bissextus«, de donde el año tomaba la denominación de «bissextilis«, esto es «bisiesto«.
De esta manera en el año 47 antes de Cristo, se estableció el «Calendario Juliano«, instituyéndose que se añadiera un día cada 4 años en el mes de febrero. Así, el nuevo calendario quedó conformado por 365 días, distribuidos en 12 meses.
Cabe señalar que en el mes de septiembre se terminan las divinidades mitológicas que originaron los nombres de los meses anteriores, por lo tanto, agosto es el último, que representa a los humanos dioses y a las gentiles diosas.
El mes de septiembre consta de 30 días y en el hemisferio norte, el día 22 ó 23, marca el equinoccio de otoño, mientras que en el hemisferio sur esta fecha indica el final del invierno y el comienzo de la primavera.
Pasaron 1624 años de la vigencia del «Calendario Juliano», y al considerar un día adicional cada cuatro años, éste se había adelantado 10 días respecto al calendario astronómico. Entonces el Papa Gregorio XIII reunió un grupo de expertos que, después de cinco años de estudios, implementó en 1582 el calendario conocido como gregoriano en honor a su promotor, iniciándose el año el 1 de enero.
Así, la reforma se dio a conocer el día 24 de febrero de 1582, aunque se llevó a efecto a partir del día 4 de octubre de ese mismo año, día al cual le siguió el viernes 15 debido a la eliminación de 10 días. El resultado es un calendario más aproximado al año solar por la eliminación de tres años bisiestos cada cuatro siglos. El margen de error de este nuevo calendario es de un día cada 3 mil 333 años.
Se debe señalar que el calendario gregoriano se adoptó inmediatamente en los países bajo la influencia de la Iglesia Católica. Sin embargo, este calendario se vino a implementar por ejemplo en Gran Bretaña en 1752, mientras que en Rusia en 1918 y en Turquía en 1927.