Desde los inicios de la humanidad, el hombre comenzó a desarrollar conocimientos y habilidades que le permitieron resolver ciertas dificultades que le imponía la supervivencia en un medio hostil. En todas estas actividades el hombre aplicó su ingenio, su curiosidad y el deseo de facilitar su vida cotidiana.
Los antepasados del Homo sapiens desarrollaron paulatinamente la marcha en posición erguida, lo que contribuyó a que el cerebro creciera más y aumentara su capacidad neuronal y reflexiva. Asimismo, al mantenerse erguido, el homínido liberó sus manos (que antes utilizaba como ayuda para el desplazamiento) y las empleó para manipular objetos; al esforzarse para coordinar dichos movimientos, de paso estimuló el desarrollo del cerebro. Lo anterior puede considerarse como las primeras aproximaciones del hombre al saber, aunque, lógicamente, la búsqueda del conocimiento en aquella época era una tarea más que nada intuitiva, que solo con el paso de los años pudo sistematizarse hasta llegar a lo que hoy conocemos como ciencia.
La palabra ciencia proviene del latín scientia, que significa saber. Sin embargo, como no todo el conocimiento cabe dentro de la categoría de ciencia. Es conveniente que sepas que para que una disciplina pueda ser catalogada como tal, debe reunir ciertas características, entre las que se encuentran el ser sistemática, metódica, comprobable, especializada, abierta y producto de una investigación científica.
Aunque todavía no existe una ordenación definitiva de las ciencias, se tiende a diferenciar varias áreas de conocimiento, en cada una de las cuales se engloban distintas disciplinas. Así, el conjunto de las ciencias exactas agrupa a las matemáticas, la física y la química. Las ciencias biológicas se ocupan del conocimiento de los seres vivos, y comprenden disciplinas como la zoología, la botánica, la genética y la ecología. Las ciencias geológicas y geográficas son las destinadas al estudio de los fenómenos relacionados con el planeta Tierra, y las astronómicas al estudio del cosmos. Finalmente, se encuentran las ciencias médicas, también con áreas muy diferenciadas, y las ciencias sociales, con disciplinas como la economía, la sociología y la demografía.
Ahora, cabe preguntarse: ¿de qué manera los científicos e investigadores llegan a nuevos conocimientos? Respuestas puede haber muchas, pero sólo una se repite siempre: mediante la observación. Efectivamente, porque todo el conocimiento, los grandes inventos y las sorprendentes teorías que hasta el día de hoy sirven de base para la creación de nueva tecnología, han tenido su origen en experiencias o fenómenos que hombres con mentalidad científica han enfrentado, incluso en situaciones muy cotidianas, y que han sabido reconocer como hechos significativos. Para que entiendas mejor, aquí tienes un ejemplo: el famoso sabio griego Arquímedes descubrió casi por casualidad el principio que lleva su nombre, que enuncia una ley de la hidrostática (que establece que todo cuerpo sumergido en un líquido experimenta una pérdida de peso igual al peso del volumen del líquido que desaloja) mientras se bañaba, al observar cómo el agua se desplazaba y se desbordaba.