En Alemania, después del final de la Primera Guerra Mundial, se creó una República democrática basada en la Constitución de Weimar (1919), pero esta no funcionó y fue sobrepasada por la amargura y deseos de venganza del pueblo germano. Asimismo, los serios problemas económicos que había heredado Alemania de la guerra, agravados por la crisis de 1929, radicalizaron la postura de los alemanes que cifraron sus esperanzas en un gobierno fuerte.
Paralelamente había surgido el Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán (partido nazi), fundado por Adolfo Hitler y que en 1932, aprovechando el descontento general, obtuvo un tercio de los votos de la elecciones de ese año. Con posterioridad, en 1933, fue nombrado canciller de Alemania por el presidente Paul von Hindenburg. Hitler consolidó su poder el 23 de marzo de ese año, cuando comenzó el III Reich (III Imperio) y obtuvo plenos poderes para gobernar por decreto. Más tarde, a la muerte de Hindenburg, asumió como presidente de Alemania (Reichführer) iniciando su dictadura apoyado por hombres como Hermann Goering, Joseph Goebbels y Heinrich Himmler.