El parapente es un planeador porque para volar no necesita un motor, y ultraligero porque pesa menos que el piloto que lo conduce y permite el despegue y el aterrizaje a pie, sin ayuda y sólo con nuestros propios medios.
Su material flexible y ligero, está compuesto por tejido y materiales textiles que no conforman ninguna estructura rígida, lo que permite su fácil transporte, incluso en una mochila.
El peso de todo el equipo, ronda entre los 25 y 30 kilos, aunque hay equipos para montaña con un peso aproximado de unos 8 kilos. El piloto y el pasajero de parapente están equipados con el equipo de seguridad obligatorio, el que consiste en cascos y paracaídas de emergencia y con diversos instrumentos electrónicos: GPS y equipo de radio, entre otros.
El planeo no es otra cosa que transformar una altura en una distancia gracias al vuelo.
Irremediablemente, el vuelo de planeo termina cuando ya hemos consumido esa altura.
Por suerte el aire no es inmóvil y se está agitando constantemente. Los movimientos propios del aire permiten alargar dicho planeo hasta límites insospechados. Es lo que se llama las ascendencias o corrientes dinámicas. Es el mismo principio que usan las aves para volar.
Historia del parapente
El parapente es algo nuevo, sin embargo sus orígenes se confunden con el de otros deportes y sectores aeronáuticos.
Podríamos empezar la historia en Ícaro y la mitología, Leonardo da Vinci y sus visionarios aportes, pero, hasta Lilienthal, Wright, y al menos conocido Plazt, no podemos hablar del nacimiento de la aviación ligera y del parapente.
Los trabajos de Plazt, en Holanda durante 1922, sobre una vela no rígida con control aerodinámico, constituyen quizás la primera referencia documentada que tenemos sobre un planeador flexible ligero y funcional.
A finales de los años 50, Francis Rogallo patentó numerosas variantes de desarrollos de volantines. Unos años más tarde vino la ayuda de medios humanos y económicos por parte de la NASA (Agencia Espacial de Norte América).
La agencia espacial estaba interesada en los paracaídas, por lo que en 1968 se probaron y desarrollaron los paracaídas cuadrados, con celdas infladas por el viento producido al descender a cierta velocidad.
La NASA encontró una solución en las campanas semi-esféricas, siendo el paracaidismo civil y militar beneficiado de aquellos diseños. Pocos años más tarde, el surf compartía las costas californianas con las primeras alas delta y en Australia remolcaban con lanchas aquellas alas flexibles.
En muchos países el parapente es una actividad que no se encuentra regulada. El uso de equipos defectuosos, no disponer de complementos de seguridad o realizar esta actividad sin un curso previo de instrucción con personal capacitado, causan accidentes que se podrían evitar si se tomara el deporte con responsabilidad. Una buena formación y un poco de reflexión, son la base para que este deporte sea tan entretenido como seguro.