Los mayas no eran un pueblo uniforme, sino una serie de grupos étnicos y lingüísticos integrados, entre los que se contaban los huastecas, los tzental-maya y los tzotzil.
La región en la que se establecieron se encontraba dividida naturalmente, por diferencias geográficas y climáticas, en:
* zona norte o septentrional. Corresponde a la parte norte y seca de la península de Yucatán, que comprende los estados mexicanos de Yucatán, Campeche y Quintana Roo;
* zona central, con características tropicales. Está situada en las tierras bajas de Guatemala, Belice, el oeste de Honduras y las selvas de Tabasco, Campeche y Chiapas en México; y
* zona sur, de territorio montañoso. Corresponde a las zonas altas de Guatemala, el sur de Chiapas, el norte de El Salvador y el noroeste de Honduras.
Cada una de estas regiones representó un momento específico de la historia de esta civilización. Nació en las tierras altas del sur, donde desarrolló sus principales características, en lo que correspondió a su etapa arcaica, que habría comenzado entre los años 2500 y 1500 a.C . Su máximo desarrollo fue en la zona central durante el período clásico (siglos III al IX d.C.). Algunos siglos después de que abandonaran la zona selvática, y tras una época de decadencia, la cultura maya resurgió en la zona norte, durante la etapa denominada posclásica (s. X al XVI).
Su imperio estuvo formado por un conjunto de ciudades que no estaban relacionadas o unificadas en un Estado central, ya que tenían instituciones y costumbres propias. Al mando de estas ciudades-estado estaban los Halach Uinic, después venían los jefes locales, consejeros, magistrados, otros funcionarios, la clase sacerdotal, comerciantes, artesanos, campesinos, y al último, los esclavos. Los de menor importancia eran los prisioneros de guerra, que usaban para realizar sacrificios humanos en honor a sus dioses, en especial durante el período posclásico.
En la medida que se desarrollaron, y luego de algunos desplazamientos territoriales, Tikal, Copán, Chichén-Itzá y Uxmal llegaron a ser las ciudades más poderosas. Producían bienes agrícolas y mantenían relaciones comerciales entre ellas.
Los mayas recibieron la influencia de las culturas mexicanas, pero también crearon un patrimonio que incluso ha sido catalogado como el más avanzado del mundo prehispánico. Desarrollaron una compleja escritura jeroglífica; un sistema numérico vigesimal, que incluía el concepto del número 0; construyeron templos piramidales escalonados, con una ornamentación muy rica; realizaron avanzados estudios astronómicos que les permitieron calcular los ciclos solar y lunar, el curso de Venus, predecir acertadamente eclipses solares y lunares. También estudiaron los solsticios y equinoccios, que determinan el inicio de las estaciones. Con todo lo anterior, desarrollaron un calendario más exacto que el actual.
Las manifestaciones más importantes de su arquitectura fueron los palacios de piedra ubicados en El Petén guatemalteco, pirámides y templos (Uaxactún, Uxmal, Chichén Itzá). En escultura sobresalieron Tikal, Copán y Palenque. En pintura, las más destacadas son las inscripciones jeroglíficas de los murales de Palenque, Bonampak, Uaxactún y Chichén Itzá.
Fueron politeístas (creían en varios dioses). Sin embargo, sus creencias evolucionaron a lo largo de su historia. Tenían una cosmovisión muy compleja, establecieron diferentes tipos y jerarquías de dioses y creían en la vida después de la muerte.
Cuando llegaron los españoles, las ciudades mayas se encontraban en desintegración. En 1546, estos lograron el control de la mayor parte de la península de Yucatán. Sin embargo, durante algún tiempo hubo algunos focos de resistencia a la conquista. El último bastión maya en la zona central, se mantuvo independiente hasta 1697.