Cuando alguno de nuestros padres está enfermo y debemos hacer el té, o quizás cuando ayudas el fin de semana a hacer el aseo general de la casa, o cuando te mandan a comprar una y otra vez al negocio de la esquina y ya estás aburrido y apestado de todo esto; no te aflijas, porque si tú haces estos pequeños quehaceres, hay otros niños que definitivamente lo están pasando mucho peor.
Así lo afirma la Oficina Internacional del Trabajo (OIT), que maneja datos escalofriantes en un mundo que se vanagloria de estar en el siglo XXI. Según estas cifras, 218 millones de niños trabajan en el mundo con jornadas extensas, labores que ponen en peligro su vida e incluso algunas que llegan a ser ilícitas como el comercio sexual, la esclavitud o la pornografía.
Es por esto que desde el 2001 se instauró el 12 de junio como el Día Mundial Contra el Trabajo Infantil, realizando actividades y haciendo un llamado de atención a la sociedad para que se den cuenta que aunque las tecnologías avanzan y el crecimiento económico es cada vez más alentador, existen realidades que claramente no conviven con lo que denominamos un mundo desarrollado.
Y para los que piensan que el trabajo infantil sólo está en las calles de las grandes ciudades, este año 2007 la conmemoración se centrará en el trabajo infantil en la agricultura. Se estima que 70% de los trabajadores infantiles del mundo están en el sector agrícola. Unos 132 millones de niños que trabajan en la agricultura están en el rango entre 5 y 14 años. Se trata de niños que ayudan a producir los alimentos y las bebidas que consumimos. Su trabajo es utilizado en el cultivo de cereales, cacao, café, frutas, azúcar, palma de aceite, arroz, té, tabaco y vegetales. También trabajan en la cría y pastoreo de ganado, y en la producción de otros materiales en este sector como el algodón y sus semillas.
El trabajo agrícola es uno de los más peligrosos, especialmente para los niños. Están expuestos a los mismos riesgos de los adultos, pero sus cuerpos y mentes aún están en proceso de desarrollo y no tienen la misma experiencia laboral. En algunos casos comienzan a los cinco años. Hay zonas rurales donde 20% de los trabajadores infantiles tienen menos de 10 años, de acuerdo con datos recopilados por el Programa Internacional para la Eliminación del Trabajo Infantil (IPEC) de la OIT.
Cifras chilenas
En Chile, según los datos entregados en la «Primera Encuesta Nacional de Actividades de Niños y Adolescentes” (OIT, INE, MINTRAB, 2003) se evidenció:
- Alrededor de 28 mil personas entre 5 y 17 años se desempeñan en faenas agrícolas, caza y pesca. Esto representa un 26% del total de niños, niñas y adolescentes que trabajan para el mercado en condiciones inaceptables o peligrosas.
- En las zonas rurales, 4 de cada 5 de los niños, niñas y adolescentes que trabajan lo hacen en ocupaciones como recolección, siembra, venta de productos agrícolas y cuidado de animales, entre otras. Algunos incluso utilizan maquinaria pesada y operan balizas y tractores.
– Por razones climáticas y geográficas, el trabajo infantil y adolescente agropecuario es más extendido en las zonas centro y sur. Ambas reúnen a 25 mil niños, niñas y adolescentes trabajadores, representando el 89,8% de los que realizan estas actividades en todo el país.
- Trabajo agrícola de temporada: alrededor de 18 mil realizan este tipo labores durante sus vacaciones escolares, las que coinciden con los tiempos de recolección y cosecha.
- En general el trabajo agrícola de temporada es desarrollado por niños, en su mayoría hombres, de 5 a 14 años (12.678 niños, correspondientes al 70,5% de los involucrados en trabajo de temporada).
- Los adolescentes que realizan este tipo de actividad enfrentan condiciones aún más desfavorables. Los hombres siguen siendo mayoría, aunque también hay un porcentaje significativo de mujeres (73,2% versus 26,8%).
- Alrededor de un 60% de ellos debe trabajar largas jornadas, muchas veces, más de lo legalmente permitido, con las consecuencias físicas que ello acarrea y la falta de tiempo para descansar y realizar actividades recreativas o de otro tipo.
- Por otra parte, de acuerdo a los datos entregados por el estudio «Niñas, niños y adolescentes: un trabajo invisible para el propio hogar» (OIT, 2006) de las 42 mil personas entre 5 y 17 años que realizan quehaceres para el propio hogar, más de 9 mil laboran en zonas rurales, desarrollando entre otros, actividades agrícolas de autoconsumo.
¿Y qué hace el Gobierno para solucionar este problema?
Como podemos suponer, la principal causa del trabajo infantil es la pobreza, pues al ser una familia de escasos recursos, los padres utilizan a los niños para generar algo de ingresos y poder comer y vivir. Además, generalmente estos menores provienen de familias desintegradas, con enfermedades, adicciones o abandono, generando un círculo de pobreza que pareciera no acabar.
La presidenta de Chile, Michelle Bachelet, promulgó en el Día Mundial contra el Trabajo Infantil 2007, la Ley 20.189, que modifica el Código Laboral ajustándolo a los convenios de la OIT, los cuales establecen una serie de exigencias para niños y adolescentes que trabajan.
A partir de ahora, una persona menor de edad sólo podrá trabajar si cuenta con la autorización expresa de los padres y sólo podrá ejecutar tareas livianas, además de acreditar que cursa estudios y que el trabajo no interferirá en su educación regular. Su jornada laboral no podrá superar 30 horas semanales.
Las autoridades comentaron en la ceremonia, que se realizó en el palacio de La Moneda, que «un niño pobre que abandona los estudios por el trabajo, es un niño condenado a vivir eternamente en la pobreza».
Paralelamente, el presidente de la Cámara de Diputados, Patricio Walker y la diputada Carolina Goic, ambos de la Democracia Cristiana, ingresaron al Parlamento dos mociones destinadas a introducir mayores regulaciones al trabajo infantil.
Las indicaciones están centradas en prohibir definitivamente el trabajo nocturno de niños y adolescentes en establecimientos comerciales con connotación sexual y a establecer un mínimo de 11 horas de descanso para quienes, con autorización, realizan faenas en otro tipo de establecimientos industriales o similares.
Ambos parlamentarios insistieron en la necesidad de avanzar en estas materias, «pues si bien Chile ha dado señales bastantes claras al respecto, aún hay círculos abiertos en materia de abusos a (personas) menores y hay mucho que hacer al respecto».
Pero a pesar de todas las iniciativas en contra del trabajo infantil, las cifras se mantienen. Es por esto que está en cada uno de nosotros velar porque este tipo de explotación no exista más e incentivar -por ejemplo- a tus propios compañeros que tal vez tengan este problema a seguir estudiando.