Fecha de publicación: 20.08.2008
Entre el 27 de agosto y el 12 de octubre se montará en Santiago la exposición «Arica, Cultura Milenaria«, que incluye la exhibición de las Momias de Chinchorro, restos de antiguos pueblos nortinos, de más de 7.000 años de antigüedad.
La muestra, que se realizará en el Centro Cultural Palacio de La Moneda, está compuesta por 850 piezas de la colección del Museo de la Universidad de Tarapacá, ubicado en San Miguel de Azapa.
Para el traslado y estadía en la capital del material patrimonial se dispusieron estrictas condiciones de seguridad y conservación.
La muestra
La muestra abarca desde momentos tan antiguos como el Arcaico Medio que comienza en el 6.000 antes de Cristo, hasta el Período Tardío, de dominación Inka entre el 1470 y el 1532 después de Cristo poco antes de la llegada de los españoles. Desde cazadores-recolectores, nómades, con sociedades igualitarias hasta sociedades agrícolas sumamente especializadas y complejas socialmente, la exposición permite dimensionar el arte de estos pueblos y maravillarse con nuestros ancestros, cuyas preocupaciones fueron más allá del cotidiano y el sustento.
Momias chilenas, patrimonio mundial
Con más de siete mil años, dos mil años anteriores a las egipcias, las momias de la cultura Chinchorro, halladas en toda el área de Arica y especialmente en el entorno del Morro, serán postuladas ante la UNESCO para que su cultura y algunos de los lugares que habitaron, sean declaradas Patrimonio de la Humanidad.
Para ello los asistentes a la muestra podrán estampar su firma en un libro, para apoyar dicha postulación. Además, a través de una campaña se invitará a todo el público a votar en Internet a favor de esta iniciativa. Para ello se habilitará una página especial en el sitio del Centro Cultural, www.centroculturallamoneda.cl.
La Cultura Chinchorro
En el período arcaico, se desarrolló en la costa norte de nuestro país la cultura Chinchorro (6000 – 2000 a.C). Poblaba la desembocadura del río Camarones y sus habitantes fueron pescadores, cazadores y recolectores de productos marinos.
Estaban organizados en pequeños bandos de entre 30 y 50 personas aproximadamente, que al parecer estaban emparentadas entre sí.
Según las investigaciones de expertos, esta cultura se destacó por su complejo sistema funerario, que incluía la práctica de momificación de sus muertos, la cual se extendió por 3.500 años. La preparación para la «otra vida» contempló la completa desarticulación del cuerpo y su posterior reensamblaje.