El Canal de Suez es una vía artificial de navegación que une el mar Mediterráneo con el mar Rojo, entre África y Asia, a través del istmo de Suez, de la península del Sinaí. El canal se encuentra en territorio de Egipto.
Tiene una longitud aproximada de 195 km, y una anchura mínima de la parte inferior de 60 metros, en tanto que la máxima es de 170 metros. Sirve de atajo para los barcos que operan entre los puertos europeos o americanos y los de Asia meridional, África oriental y Oceanía, que gracias a él no tienen que bordear el continente africano. Sin embargo, no sólo ha permitido acortar la ruta del comercio marítimo entre Europa y el sur de Asia, sino también ha sido motivo de numerosos enfrentamientos entre potencias que buscaban controlar la tan codiciada ruta.
Las obras de excavación del canal se iniciaron oficialmente el 25 de abril de 1859 por la empresa de Ferdinand de Lesseps, con la autorización de las autoridades egipcias de la época, y fue abierto al tráfico el 17 de noviembre de 1869. Para la ocasión, el compositor italiano Giuseppe Verdi compuso (por encargo) la ópera Aida. En el momento de la inauguración, Egipto poseía el 44% de las acciones y unos 21.000 franceses el resto.
El canal atravesaba el territorio egipcio. Lesseps logró obtener del gobernador de Egipto, Said Bajá, la concesión para la construcción del canal. Después de la suscripción de 1858. Conforme al acuerdo que había sido firmado, Egipto concedía libremente las tierras, las canteras y una conducción de agua potable y proporcionaba a la sociedad creada por Lesseps las cuatro quintas partes de la mano de obra que necesaria, así es como una de las más grandes obras de la ingeniería del mundo fue realizada por decenas de miles de fellahs llevados por la fuerza desde todos los lugares de Egipto.
En un principio no se disponía de maquinaria y todo tenía que hacerse a mano. Se calcula que por lo menos 120.000 trabajadores murieron durante su construcción.
La construcción del Canal de Suez marca un hito en la historia de la Tecnología, por primera vez se emplearon máquinas de excavación especialmente diseñadas para estas obras, con rendimientos desconocidos hasta esta época. En algo más de dos años se excavaron más de 50 millones de metros cúbicos, de los 75 millones de la totalidad de la obra.
El 17 de febrero de 1867 un primer barco atravesó el canal, aunque la inauguración oficial se realizó el 17 de noviembre de 1869 con la presencia de la emperatriz Eugenia de Montijo.
En 1875 el Pachá de Egipto, a causa de la deuda externa del país, puso a la venta su parte de las acciones del Canal. En una rápida maniobra, el Primer Ministro de Inglaterra, a la sazón Benjamin Disraeli, convenció a la Reina Victoria de la necesidad de comprarlas para tomar el control sobre la ruta hacia la India, la colonia más rica de Inglaterra. Un enviado de Disraeli consiguió un cuantioso préstamo de parte de la Casa banquera Rothschild, y de esta manera Inglaterra se aseguró el dominio del Canal.
El Tratado de Constantinopla en 1888 declaró el canal zona neutral bajo protección británica. En ratificación de este tratado, El imperio Otomano accedió a permitir la navegación internacional de forma libre a través del canal, tanto en tiempo de paz como de guerra.
En 1956, el Presidente egipcio Gamal Abdel Nasser resolvió nacionalizar el canal. La medida fue recibida con indignación por Francia e Inglaterra, quienes realizaron una desastrosa invasión a la zona, que culminó con la completa retirada de las potencias europeas. Como resultado de la Guerra de los Seis Días, el Canal fue cerrado entre 1967 y 1975, restableciéndose desde entonces el tráfico internacional.