El máximo representante de este estilo fue Umberto Boccioni (1882-1916), que intentaba plasmar la transformación y el movimiento en su trabajo. Sus obras más destacadas son de bronce: «Desarrollo de una botella en el espacio» y «Formas únicas de continuidad en el espacio».
Raymond Duchamp-Villon, que estuvo entre el cubismo y el futurismo, de muerte temprana, desarrolló un estilo que fue continuado por los constructivistas.
El constructivismo
Movimiento ruso que se inició a principios del siglo XX, fundado por el escultor y pintor Vladimir Tatlin (1885-1953). Consistía en la construcción de esculturas abstractas mediante una gran variedad de materiales industriales, como metal, alambre y trozos de plástico.
Tatlin creó una serie de relieves colgantes con materiales como madera, metal, vidrio y alambre, utilizando solo formas geométricas.
Aunque este movimiento se dividió en diferentes corrientes durante la década de 1920, en general el constructivismo tenía como pilares al utilitarismo, funcionalismo y la abstracción. El utilitarismo era la actitud frente al arte que dominaba en la Unión Soviética. El arte debía ser de fácil comprensión y tener una utilidad social.
Dos importantes escultores de este estilo fueron los hermanos rusos Naum Gabo (1890-1977) y Anton Pevsner (1886-1962). Estos reemplazaron la estética de masa compuesta por líneas y planos, por construcciones a base de finas láminas de metal e hilos de bronce, en el caso de Pevsner, y por esculturas muy livianas realizadas en vidrio, metal y material plástico, en el caso de Gabo. Este vanguardismo no gustó al régimen comunista, por lo que los hermanos emigraron, difundiendo sus ideas por Europa occidental y Estados Unidos.
También destacó en este estilo el húngaro Moholy Nagy.