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Los mitos de esta región tienen un carácter distinto a los del resto del país, debido a su geografía y clima, que estimulan la fantasía. Con este antecedente, resulta comprensible entender que fenómenos como la neblina, los fuertes vientos, los bosques espesos y los mares agitados hayan sido la fuente inspiradora de una nutrida tradición mítica, que se representa en personajes y escenas.


El Trauco es tal vez uno de los más representativos. Según la leyenda chilota, se trata de un hombre pequeño, deforme y de baja estatura, que habita en los bosques de la región. Sus facciones son gruesas y toscas, y su cuerpo, además de asemejarse al tronco de un árbol, está cubierto de fibras de quilineja (planta trepadora usada para la fabricación de canastos y cordeles). Usa un gorro en forma de cono, como un cucurucho, y porta una pequeña hacha de piedra o bastón de madera llamado pahueldún, con el que es capaz de derribar cualquier árbol, pues tiene la fuerza de un gigante.


Se dice que es capaz de matar a una persona con la mirada, siempre que la vea antes de ser observado; pero es más frecuente que ella quede deforme, con el cuello torcido, o sentenciada a morir dentro de un año.


Tiene instintos lascivos y procura siempre apoderarse de alguna mujer para abusar de ella.


La Pincoya es una mujer joven de extraordinaria belleza que representa la personalidad de los mares y las playas. Sale de la profundidad de las aguas a danzar en las playas o sobre las olas, semi-vestida con un traje de algas. Sus brazos y piernas son similares a los de una persona.


Cuando realiza su baile mirando hacia alta mar, significa que abundarán los peces y mariscos. En cambio, si lo hace con el rostro en dirección hacia la playa, indica que los peces y mariscos serán escasos. Si por la ausencia de la Pincoya esta escasez se mantiene, es posible hacerla volver por medio de una ceremonia mágica donde intervienen brujos o machis.


Cuando los isleños naufragan, la Pincoya acude a su auxilio.


A veces algunos pescadores la ven entre los roqueríos peinando su larga cabellera, rojiza o rubia. Su acompañante, como hermano o esposo, es el Pincoy.


La Fiura es una mujer de horrible aspecto, pequeña estatura y aliento hediondo que habita en los bosques. Es coqueta; se baña en las vertientes o cascadas, y luego peina su larga y abundante cabellera con un peine de cristal. Después del baño, se sienta sobre el musgo y permanece desnuda durante horas. Tiene un gran poder de seducción, y una vez que logra atraer a su víctima lo enloquece. Por eso las expresiones populares dicen que «lo tentó la condená».


Representa lo femenino de la perversidad y se deleita haciendo el mal a quienes la rechazan, sean estos animales o seres humanos. El mito dice que la Fiura los tuerce con el poder de su aliento, produciéndoles ciática o «tullimiento». Los animales quedan «descuadrilados» o quebrados sin tener señales de golpes o garrotazos.


El Camahueto es otro de los personajes que aparecen en la mitología chilota. Se trata de un ternero parecido al unicornio, de pelaje color plomizo muy brillante. En la frente posee un cuerno dorado que brilla a la luz de la luna. Los que lo han visto dicen que es un animal muy ágil y vigoroso, de gran hermosura. Nace y habita en las quebradas donde existe una caída de agua, y en lagunas pantanosas. En ese lugar permanece hasta los 25 años y después emigra al mar, pero para llegar a su destino destruye la naturaleza circundante y los sembrados de los agricultores. Según la leyenda, cuando alguien sabe que se está desarrollando un Camahueto en su terreno, busca un machi o brujo para que lo atrape en el plenilunio, laceándolo con una soga de sargazo, y lo conduzca al mar sin provocar daño. El machi que captura al Camahueto recibe una recompensa en dinero o especies y el cuerno del animal.


El Invunche es el portero de la cueva de los brujos. Se trata de un niño que fue raptado por un brujo al nacer y criado desnudo en una cueva. Su cuerpo está cubierto de pelos y solo se alimenta con carne humana o leche de gata. No habla y solo emite sonidos guturales muy desagradables.


Cuando sale en busca de alimentos, lo hace con tres pies, desplazándose a saltos y asustando a cuantos lo oyen con sus terroríficos alaridos.


Los únicos que pueden verlo son sus amos, los brujos; los demás (los limpios) se transforman o se «enlesan».


El Basilisco es un culebrón que lleva en la cabeza una cresta de gallo. Proviene de un huevo puesto por un gallo colorado o una gallina vieja. La leyenda cuenta que de este huevo nace un gusano que corre como lagartija y generalmente se esconde debajo de los establos o pequeños espacios de las casas. En ese lugar permanece hasta que se transforma en Basilisco. También vive en las cuevas y acecha a sus víctimas asomando solo la cabeza, para matar con la mirada.


Quien ve al Basilisco, pero solo le alcanza a divisar un fragmento del cuerpo, queda paralizado de una parte por el resto de su vida. Asimismo, se dice que durante la noche, cuando los moradores duermen, penetra en las habitaciones y por succión a distancia les chupa el aliento, haciendo que estos se vayan secando. A la persona atacada se le produce una tos seca y comienza a enflaquecer, hasta ser reducida a un verdadero esqueleto.