Los astronautas a la hora de las comidas mantienen las costumbres de nuestra civilización y cuentan con platos de fondo, postres, cócteles de frutas, y todo ello introducido en unas bandejas no muy diferentes de las de un autoservicio terrestre.
Como te decíamos, los alimentos utilizados en las misiones espaciales no son tan diferentes de los que podemos tomar en la gravedad terrestre, tan sólo se tienen que tener en cuenta algunas limitaciones de utilización ligadas a la microgravedad (ver recuadro), las limitaciones de espacio y energía, y el hecho de estar aislados y sin posibilidad de recibir nuevos suministros en espacios de tiempo bastante largos.
Al principio, la comida de lo astronautas se servía en tubos de plástico o aluminio, algo parecido a los viejos tubos de pasta de dientes. En aquellos tiempos la comida solía ser muy insípida, y a veces desagradable.
El problema a la hora de comer y beber es que en el espacio la comida y el agua flotan producto de la microgravedad (ver recuadro), y muchas veces es difícil atraparlas. Evidentemente, no se puede permitir que las gotas perdidas de agua o migas sueltas puedan estropear los delicados sistemas de la nave.
Actualmente, los astronautas disponen de un menú variadísimo. La dieta es sólida, pero la inexistencia de refrigerador en la estación, ha obligado a buscar nuevas alternativas de conservación, por lo que los alimentos con los que cuentan los astronautas son deshidratados (secos), termoestabilizados, como si fueran enlatados, pero en vez de estar dentro de una lata, se introducen dentro de unas bolsas flexibles, o bien irradiados, un proceso que evita la proliferación de bacterias.
Cuando llega la hora de comer, el astronauta toma, por ejemplo, la bolsa de carne o pollo deshidratado al vacío, y le inyecta una cierta cantidad de agua caliente de un dispensador que hay en la cocina del transbordador. Acto seguido debe darle un «masaje» a la bolsa para que el agua se incorpore bien a los tejidos de la carne, y esperar unos 10 minutos para que se rehidraten. Después debe recalentar la bolsa dentro del horno (sí hay hornos a bordo de los transbordadores). Si la carne viene en forma termoestabilizada, no hay que hacer nada salvo calentarla, puesto que ya viene con un poco de humedad. De vez en cuando, reciben frutas y verduras frescas, enviadas desde la Tierra.
Se pueden utilizar condimentos como ketchup, mayonesa, o sal, pero ésta última en estado líquido, ya que es imposible echar sal tal como la utilizamos en gravedad cero, con el peligro añadido de que la sal en suspensión puede metérsele en un ojo a un astronauta o bloquear los filtros de aire. Lo mismo pasa con las migas de pan, por lo que se utilizan tortas de pan de maíz, que no producen migas.
Los líquidos, deben mantenerse en envases cerrados, no sólo por higiene, sino por seguridad. Normalmente las bebidas y sopas van envasadas en bolsas de plástico cerradas al vacío, con pajitas de plástico para facilitar su bebida.
La microgravedad tiende a adormecer las papilas gustativas de los astronautas, por lo que muestran preferencia por las comidas muy condimentadas. En la actualidad la variedad de alimentos es mucho más amplia y son mucho más ricas en sabor que los primeros alimentos que se llevaron a las misiones espaciales. Eso sí, lo que siguen echando de menos, sobre todo cuando las misiones son largas, es la falta de alimentos frescos.