Alrededor del 71 por ciento de la superficie de la Tierra está cubierta de agua. El resto corresponde a los continentes e islas.
Respecto a las características de la superficie terrestre, podemos decir que: alrededor de treinta por ciento de ella corresponde a zonas áridas o semiáridas; once por ciento se encuentra permanentemente bajo el hielo; un diez por ciento es tundra (terreno plano, pantanoso, cubierto de musgos y líquenes, sin árboles y muy fría); sólo once por ciento, alrededor de 1500 millones de hectáreas, no presenta graves obstáculos para el cultivo, aunque prácticamente todo está explotado; en la mayor parte de la superficie restante, el suelo es demasiado delgado, demasiado pobre o demasiado húmedo para ser de alguna utilidad para el hombre.
En cada uno de estos paisajes vive una serie de organismos. Cada especie, ya sea vegetal (flora), animal (fauna), hongo (hongos), bacterias (moneras), virus, etc., está agrupada en una población, la que convive e interactúa con otras poblaciones, integrando una comunidad. Así, por ejemplo, una planta se alimenta gracias a la luz solar, por medio de un proceso llamado fotosíntesis que le permite transformar en almidón los nutrientes y el agua que absorbe de la tierra a través de sus raíces; un conejo se alimenta de esa planta y a su vez es comido por un zorro; cuando este muere, es alimento de las aves carroñeras. El resto será consumido por los descomponedores (bacterias y otros organismos microscópicos), que devuelven los elementos básicos a la tierra, alimentando a una nueva planta.
Peligros medioambientales
Nuestro planeta se enfrenta a peligros que afectan al medio ambiente y al ajuste ecológico.
Los problemas son básicamente los siguientes:
• La contaminación de los océanos, lagos, ríos, aire, alimentos y suelos. La contaminación puede ser acústica, química y radiactiva.
• La desertificación, por la degradación de suelos, erosión, sobrepastoreo, deforestación, sobreexplotación de la tierra, salinización, escasez de agua.
• La eliminación de especies de fauna y flora, producto de la caza o corta indiscriminada, caza ilegal de especies protegidas, destrucción de hábitat, competencia con especies introducidas, etc.
• La destrucción del bosque nativo, por incendios, sobreexplotación, propagación de especies foráneas, como el pino insigne o el eucaliptus en Chile. También se debe a la introducción involuntaria de especies que constituyen plagas, construcción de represas, caminos y otras obras, crecimiento urbano, contaminación.
• La sobreexplotación de flora y fauna marina, como las algas, moluscos, peces, crustáceos u otros.
• La explosión urbana, que provoca hacinamiento, pérdida de tierras fértiles, congestión vehicular, contaminación atmosférica, acústica y de aguas, acumulación de desechos sólidos.
Además, tenemos diversos problemas globales, como son: el recalentamiento de la Tierra, más conocido como efecto invernadero, que lentamente está provocando el derretimiento de los hielos polares; el adelgazamiento y agujero de la capa de ozono, que afecta especialmente a los países más australes del hemisferio sur, como Chile, permitiendo el paso de los rayos solares ultravioletas, que debido a su intensidad dañan nuestra piel y vista, y que en casos de alta exposición pueden producir cáncer a la piel y ceguera; y la lluvia ácida, que se produce por la disolución de algunos gases (NO2, SO3, etc.) en el agua, formando ácidos que dañan la vegetación, las viviendas y la infraestructura, entre otros.
En este primer número del ciclo hablaremos sobre la ecología de los océanos, las características del ecosistema marino y las perturbaciones y daños que ha provocado la intervención humana.