Para que se pueda formar un Estado deben existir la población, un lugar en donde establecerse o territorio y el interés de unirse para funcionar de manera organizada o soberanía. Estos tres elementos son denominados: elementos constitutivos del Estado.
En cuanto a la población que integra un Estado, es imposible decir que se trata de un grupo homogéneo. Más bien es el resultado de la fusión de diversos pueblos o grupos étnicos, que actúa bajo la influencia de un núcleo organizado y con cierto poder y que en conjunto ha desarrollado características propias (idioma, costumbres, emblemas patrios), que son las que les dan el sentido de unidad que da forma al Estado.
Lo central de la Geografía Política es el territorio, que está conformado por el espacio geográfico terrestre, marítimo y aéreo donde se asienta el Estado, y el territorio legal, que son todos los espacios que posee el Estado más allá de las fronteras de su territorio geográfico, como es el caso de las embajadas, aviones y barcos, tanto de guerra como mercantes o comerciales. En todos ellos rige la soberanía del Estado del que provienen.
El territorio presenta las características que permiten el nacimiento y desarrollo del Estado, como son los factores físicos y las riquezas o bienes económicos que posee (materias primas, capacidad industrial, recursos energéticos).
Así, en base a las características de su entorno, el hombre delimita las áreas que le convienen para establecer sus lugares de poblamiento u ocupación, agrupado en ciudades o pueblos, o diseminado en campos o bosques, y también la actividad productiva en la que se ocupará.
La organización territorial de los Estados da origen a los países, que están delimitados por fronteras políticas establecidas mediante acuerdos y tratados.
Los países tienen un núcleo central (capital), que corresponde a la ciudad o ciudades donde se concentran los poderes del Estado (Ejecutivo, Legislativo y Judicial), que organizan y encabezan el funcionamiento del resto del país.
La soberanía es la capacidad que tienen los Estados de decidir, sin ninguna subordinación ante una fuerza externa, tanto en el ámbito interno como en el externo, respecto a temas políticos, sociales, económicos, etc.
Sin embargo, esto no es tan rígido, debido a que los Estados establecen acuerdos o tratados entre sí (políticos, militares, comerciales, culturales, tecnológicos, etc.) y también participan de instituciones internacionales que buscan tomar decisiones y medidas que favorezcan el bien común por sobre los intereses particulares de uno u otro Estado.
Es el caso de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), creada en octubre de 1945 tras el fin de la Segunda Guerra Mundial, y formada por 189 de los 193 países del mundo. Sus principales objetivos son el mantenimiento de la paz y la seguridad internacional, el fomento del progreso económico y social del mundo, y la protección y promoción de los derechos humanos.
El que cada Estado sea soberano, quiere decir que ejerce el poder con plena libertad: legisla, recauda impuestos, busca resolver los requerimientos básicos de todos sus integrantes (comida, vivienda, salud y educación), y administra la justicia. Para esto, cuenta con el llamado aparato estatal, entendiendo por este al conjunto de instituciones que están a su servicio (organismos públicos de salud y educación, personal administrativo, autoridades locales, fuerzas policiales y armadas, etc).
Resumiendo, el Estado es la organización política de un país; es decir, la estructura de poder que se asienta sobre un determinado territorio, basada en la soberanía ejercida por la población que lo habita.