En 1961, los arqueólogos lograron un consenso y construyeron un cuadro para dividir los períodos cronológicos en que se divide la historia de los primeros pueblos que habitaron Chile. Para los tiempos más antiguos, se usa el nombre de paleoindio (hasta el 9000 a.C. aproximadamente). Luego, viene el arcaico, que está subdividido en temprano, medio y tardío (entre 9000 a.C. y el 1500 a.C.) y finalmente está la fase agro-alfarera, donde apareció la agricultura, la formación de las primeras aldeas y el comercio. Esta también está subdividida en temprana, media y tardía y comprende desde el 1500 a.C. hasta 1470 d.C. La llegada de los españoles, en 1536, dio inicio al período hispánico.
Zona norte
En el período arcaico, se desarrolló en la costa norte de nuestro país la cultura Chinchorro (6000 – 2000 a.C). Esta poblaba la desembocadura del río Camarones y sus habitantes fueron pescadores, cazadores y recolectores de productos marinos.
Estaban organizados en pequeños bandos de entre 30 y 50 personas aproximadamente, que al parecer estaban emparentadas entre sí. Su principal característica fue la particular visión sobre la muerte, ya que realizaron un verdadero culto a sus difuntos, los momificaron.
Luego en el período agro-alfarero surgió la cultura San Pedro o Atacameña (500 a.C – 1536 d.C). Se estableció desde el río Loa hasta el salar de Atacama. La organización económica-social o ayllus de los atacameños tenía como base un conjunto de familias que, posiblemente, constituían linajes. Cada uno poseía su propio cementerios, con un centenar de tumbas. Su cerámica se caracterizó de preferencia por objetos de color rojo o negro con formas globulares, con cuellos y base plana.
Bajo la influencia de la cultura Tiwanaku (Andes Central), nació entre los valles occidentales del extremo norte de Chile y sur del Perú, la comunidad Cabuza (500 – 1000 d.C). Estos vivían en villorrios y caseríos distribuidos en torno a ríos.
Sus viviendas eran rectangulares con cimientos de piedra y muros de caña y totora amarradas con cuerdas y estaban emplazadas junto a los cultivos. En metalurgia, trabajaron el oro y la plata con la cual realizaron colgantes y anillos con figuras de llamas.
Pica o «Pica – Taracapá» (900 – 1532 d.C) fue otro pueblo nortino que habitó en el desierto de Atacama, entre el valle de Camiña y la desembocadura del río Loa. Su organización social tenía la forma de un señorío con jerarquía y cuyo rasgo particular era una autoridad que organizaba la fuerza de trabajo dentro de un territorio delimitado.
Se dedicaron al arte rupestre, es decir, pinturas y grabados que fueron hecho sobre la superficie rocosa de una cueva.
En el Norte Chico, desde el río Copiapó (III Región) hasta el río Choapa (IV Región), floreció la cultura Diaguita (900 – 1536 d.C). Se dice que sus habitantes fueron musculosos, de piel tostada y de cabellos largos, y por costumbre se pintaron la cara con líneas y triángulos negros. Se dedicaron a la agricultura, a la caza y a la crianza de camélidos, aunque su principal actividad fue la alfarería.
Descendientes directos de los Cabuza, el pueblo precolombino Arica (1000 – 1532 d.C) se ubicó desde Mollendo en Perú hasta Taltal en Chile. Poseían un sistema religioso de carácter chamánico, que se veía reflejado en la importancia de los instrumentos para inhalar sustancias psicoactivas y beber liquídos que podían modificar la conciencia y producir alucinaciones.
Culturas de Chile Central
En el período temprano, surgió la cultura Llolleo (300 – 800 d.C) que se ubicó entre el los ríos Choapa (IV Región) y Cachapoal (VI Región). No formaron pueblos, ya que cada familia se ubicó a cierta distancia de sus vecinos, pero también existieron muchos lugares donde se asentó únicamente una familia.
Otro pueblo, que le siguió los pasos a Llolleo, fue Aconcagua (900 – 1536 d.C). Pertenecieron a la etapa agro-alfarera tardía. Su área de mayor concentración fue en la cuenca de los río Maipo y Mapocho (Región Metropolitana) y se dedicaron principalmente a la caza.
Aldeas Sureñas
Al sur del país nació la cultura Pitrén (600 – 1532 d.C). Fue la primera horticultora (cultivo de maíz y poroto) que habitó entre el río Bíobío (VIII Región) y la ribera norte del lago Llanquihue (X Región). Sin embargo, no fue su principal sustento, sino que fue la recolección de frutos silvestres (piñón) y la caza de guanacos y ciervos. Su alfarería, especialmente los jarros con formas de animales, es reconocida como la más antigua de la zona. Sus viviendas estuvieron emplazadas en pequeños espacios que despejaron al interior de los bosques, aunque permanentemente se cambiaron de lugar.
Finalmente encontramos a la comunidad de El Vergel (1000 – 1500 d.C.) que se concentró entre los ríos Itata (VIII Región) y Toltén (IX Región). No formaron aldeas y su economía principalmente fue agrícola. A sus muertos los enterraron en urnas de cerámica, pintadas de blanco y rojo.