Los peces tienen su propio aparato sensorial, el que se denomina línea lateral.
La visión en los peces no es muy aguda, y si bien tienen los ojos adaptados a la percepción del movimiento, no transmiten de manera perfecta la forma de los objetos. Por lo general, los peces que viven cerca de la superficie son los que muestran mayor agudeza visual, y es probable que los de la Clase Condricties (de esqueleto cartilaginoso), como los tiburones, tan sólo perciban las variaciones de la intensidad de la luz. Por el contrario, los peces óseos (agrupados en la Clase Osteictíes) tienen una visión de los colores bastante buena, pero ninguna especie posee una visión de las formas y los colores tan nítida como para diferenciar los señuelos artificiales de los pescadores de las verdaderas presas.
Además de la visión, los peces poseen un aparato sensorial propio llamado línea lateral. Este consiste en una serie de corpúsculos sensoriales dispuestos a lo largo del cuerpo, los que forman una línea visible sobre cada costado del animal con numerosas ramificaciones sobre la cabeza. Según se ha podido establecer, en la línea lateral reside el sentido de la dirección, lo que permite a los peces reconocer de dónde provienen las ondas de choque producidas en el agua por otros cuerpos, como peces enemigos o presas, e identificarlos.
El oído y olfato
Algunas especies poseen un oído interno en conexión con la vejiga natatoria por medio de una cadena de pequeños huesos especializados. Ellas son las que poseen el oído más fino. La vejiga natatoria, llena de gas, emite vibraciones por efecto de las ondas sonoras, las que son transmitidas al oído a través de esa cadena.
Al igual que en los demás vertebrados, en los peces el laberinto (cavidad interior del oído) asegura la percepción de las ondas sonoras, al mismo tiempo que es la base del sentido del equilibrio. Ciertas especies pueden también emitir algunos sonidos como chirridos. En ellos la vejiga natatoria actúa como caja de resonancia y amplifica los sonidos. Otros ruidos son producidos por la expulsión de burbujas de aire por la boca.
Las manifestaciones sonoras sirven a los peces como medio de comunicación, en especial durante el período de reproducción. Además, las utilizan también para intimidar y alejar a sus enemigos, así como para mantener la comunicación con los miembros del cardumen.
Los peces poseen un olfato bastante desarrollado. A ambos lados de la parte anterior de la cabeza se abren los orificios nasales, cada uno de los cuales comunica con una fosa nasal. En los peces cartilaginosos los órganos olfativos se sitúan bajo el rostro, en la región bucal.
Con la ayuda de este sentido, los peces pueden distinguir a sus enemigos y olfatear el rastro para conseguir su alimento.
Al mismo tiempo, se ayudan con el sentido del gusto, que además de la boca, reside en los barbillones, la cabeza y gran parte de la superficie del cuerpo.