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La importancia de los ojos se refleja en su tamaño, ya que ocupan gran parte del cráneo. Dado su tamaño, los ojos son bastante rígidos. Esta escasa movilidad se suple con la elasticidad del cuello, que les permite moverlo con mucha soltura.

La mayoría de las aves tienen buena visión del color. La agudeza visual de las rapaces y otras especies es el doble o el triple que la humana.
Los búhos, que tienen una excelente visión nocturna, de todas formas también usan el oído para localizar y captar a sus presas de noche. El oído es particularmente importante en zonas forestales, donde es imposible mantener el contacto visual; por eso el gran desarrollo de sus trinos, cantos y otros efectos sonoros.

La capacidad auditiva de las aves es mucho más amplia. Lo que para nosotros puede parecer una sola nota, para un ave pueden ser hasta diez notas independientes.
Aunque muchas aves carecen de olfato, hay algunas, como las nocturnas, los kiwis y los buitres, que buscan comida entre la hojarasca mediante este sentido.

El sentido del gusto no está muy desarrollado en ninguna especie, ya que este incluye las sensaciones olfativas, y, como ya se mencionó, casi no perciben olores.
Las papilas gustativas sólo están presentes en la parte posterior del paladar, por lo que paladean su comida cuando está bien adentro. De todas formas, al igual que el hombre, son capaces de distinguir cuatro sabores básicos: salado, dulce, amargo y ácido.

El tacto está bien desarrollado en la lengua de muchas aves y también en la punta de los picos, sobre todo de aquellas que buscan sus presas en la profundidad del barro, el agua o al interior de un tronco.

 

Trovadores alados

Numerosas aves cantan, mayoritariamente los machos, produciendo sonidos que muchas veces son muy bellos para el oído humano. El ruiseñor y la alondra europeos, el canario de las Islas Canarias, y el chochín musical sudamericano son las voces más destacadas. También hay algunas muy versátiles, como el carricero políglota y el ave lira, que son capaces de imitar los cantos de muchas otras aves. El primero imita a 76 especies distintas.

En Chile tenemos afamados tenores y sopranos, como los jilgueros, chirihues, yales, entre otros.
Además de los cantos, las aves también reclaman. Son sonidos breves, relativamente simples y siempre iguales, asociados al comportamiento diario: alimentación, interacción entre progenitores y crías, desplazamientos (migraciones), reacción al peligro y formación de bandadas.

La voz de las aves es producida por la siringe, ubicada en el cuello y formada por una serie de membranas, las cuales, al hacer pasar el aire por ellas, producen sonidos -funcionan de manera similar a nuestras cuerdas vocales-. Para hacerlas vibrar hace falta mucha potencia, lo que se consigue con la contracción de los músculos respiratorios.
La siringe, ausente en el avestruz y el buitre, está subdividida en dos fuentes sonoras completamente independientes, lo cual permite emitir varios sonidos a la vez.
Muchas aves establecen su territorio de cría por medio del canto, repeliendo a los machos intrusos y atrayendo a las parejas potenciales.