Rusia no estaba preparada para una contienda larga. El ejército zarista carecía de todo: de armamento moderno, de táctica y logística de combate y de eficaces cuadros de mando.
Así y todo, Rusia se vio implicada en una guerra imperialista en la que no jugaba ningún papel decisivo, más que el de comparsa de sus aliados occidentales. El soldado ruso no sabía por qué causa tenía que ir al frente y menos perder su vida en ello.
En medio del combate (1915), las fuerzas rusas fueron obligadas por los alemanes a replegarse hacia su territorio, sufriendo la pérdida de un millón de hombres (entre muertos y heridos), y de otro millón en prisioneros. Después de algunos triunfos contra los austríacos (1916), los rusos fueron repelidos frontalmente y perdieron otro millón de hombres.
La guerra no había hecho más que agravar los problemas en el país. Los soldados desertaban o se amotinaban, los obreros se iban a huelga y el pueblo tenía hambre. El régimen zarista tambaleaba.
Los rusos continuarían, a duras penas, hasta que, en 1917, los bolcheviques firmaron con Alemania el armisticio (2 de diciembre) y en 1918 sellaron la paz en el Tratado de Brest-Listovsk (3 de marzo), en el que Rusia perdía algunos territorios: Finlandia, Polonia, Ucrania, Bielorrusia y las repúblicas bálticas (Estonia, Lituania y Letonia).
Bolcheviques y mencheviques
No podría entenderse la revolución de 1917 sin considerar las diferencias que, desde la revolución de 1905, se marcaron en dos sectores de las fuerzas izquierdistas: los bolcheviques y los mencheviques. Los primeros, anarquistas liderados por Lenin, fueron elaborando una doctrina que les hizo considerar que podrían acelerar una evolución histórica que permitiera transformar a una sociedad rusa precapitalista en una socialista.
En su libro El Estado y la revolución (1917) postula la dictadura del proletariado como herramienta imprescindible para acabar con la opresión zarista y capitalista. Los mencheviques eran pura ortodoxia marxista. Creían que, previamente a la revolución del proletariado, debía producirse antes una democracia intermedia.
¿Sabías que?
Aunque el verdadero nombre de Lenin es Vladimir Ilich Ulianov, se le conoce así porque adoptó este seudónimo al estar deportado entre 1897 y 1900 en las proximidades del río Lena (en Siberia).