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Los primeros choques armados se dieron en torno a Mostar (ciudad de Bosnia-Herzegovina con gran población croata), debido a que, entre el día 4 de febrero de 1992 y principios de abril, la Comunidad Europea y los Estados Unidos reconocieron la soberanía de Bosnia-Herzegovina. Por esta causa, los combatientes serbios, apoyados por tropas de la república de Yugoslavia, comenzaron a establecer gobiernos propios en Bosnia y Croacia.

Así nació, el 27 de abril de 1992, la nueva República Federal de Yugoslavia, constituida por Serbia y Montenegro, autoproclamándose heredera legal de la antigua República Federal Socialista de Yugoslavia (pero sin ser reconocida como tal por la comunidad internacional) y bajo el control del Presidente serbio, Slobodan Milosevic.

Los serbios de Bosnia, por su parte, declararon la formación de una vaga República Serbia de Bosnia, encabezada por el autotitulado Presidente, Radovan Karadzic. Los croatas, a su vez, declararon su propia e independiente República Croata.

En mayo de 1992, la ONU (Organización de las Naciones Unidas) estableció sanciones económicas y comerciales contra Serbia y Montenegro. El 11 de julio se inició una enorme ofensiva serbia contra Gorazde, ciudad al este de Sarajevo controlada por los musulmanes. Seis días más tarde, los líderes serbios, croatas y musulmanes firmaron en Londres el primero de los numerosos acuerdos de alto al fuego incumplidos. Por entonces, el conflicto había tomado un giro particularmente pernicioso, por la aplicación de la denominada política de «limpieza étnica», expresada abiertamente en primer lugar por los serbios.

Sarajevo continuaba en peligro, pues la ONU no era capaz de terminar con el conflicto armado. Sin embargo, en julio de 1994 Serbia cortó sus relaciones con sus compatriotas serbo-bosnios, para intentar así conseguir el levantamiento de las agobiantes sanciones económicas de la ONU, las cuales fueron suavizadas en octubre, aunque no levantadas por completo. La represalia serbia consistió en la conquista de las denominadas zonas de seguridad controladas por la ONU en Srebrenica y Zepa, en el mes de julio (en la primera se produjeron auténticas masacres de los serbo-bosnios sobre la población civil). La ONU respondió con el compromiso de aumentar sus fuerzas en los restantes enclaves y con la autorización a los comandantes militares en la zona para llevar a cabo ataques aéreos.

En julio de 1995, el Senado estadounidense aceptó el embargo de armas a Bosnia-Herzegovina. Luego, las tropas croatas ampliaron su intervención ofensiva, con lo que intentaron conquistar el territorio de Krajina (región serbo-croata).

Para que se cumpliera el cese al fuego, la comunidad internacional impulsó la firma del acuerdo de paz de Dayton (1995), promovidos por los Estados Unidos -en ese entonces gobernado por Bill Clinton-, que proponía el término del conflicto. Según los términos de este, una fuerza multinacional de intervención separaría a los estados en conflicto en el territorio bosnio; pero eso no significaba que podrían vivir sin dificultades. Siguieron las confrontaciones armadas entre los serbios y el gobierno de Zagreb, con el auspicio de EE.UU. y los países europeos miembros de la OTAN. A fines de 1995, los croatas lanzaron la Operación Tormenta contra los serbios separatistas de Krajina. Finalmente, los croatas recuperaron y dieron autonomía a la totalidad de la región.

Este hecho, sumado a muchos otros factores, en los cuales el nacionalismo y el segregacionismo étnico tuvieron una marcada influencia, culminó con la fragmentación de Yugoslavia y el surgimiento de Croacia, Eslovenia, Bosnia y Macedonia como Estados independientes. El costo fue centenares de muertos en Bosnia y miles de refugiados pululando por el mundo. La primitiva Yugoslavia quedó reducida a Serbia y Montenegro.

Desde entonces, Milosevic inició una trágica y desenfrenada «limpieza étnica» en Kosovo, con la intención de echar y masacrar a todos los habitantes de origen albanés. Con el surgimiento del Ejército de Liberación de Kosovo (ELK), en 1996, la represión serbia se hizo extremadamente brutal.

ELK

ELK es la sigla del Ejército de Liberación de Kosovo. Era un grupo terrorista que, según informes de organismos europeos, se habría relacionado con el narcotráfico y el lavado de dinero. Esta fuerza separatista adujo que su objetivo primordial era lograr la independencia de Kosovo para armar después una «Gran Albania», compuesta por albaneses étnicos de la región. Sus raíces políticas se remontaban a la década del 80, cuando el Movimiento Popular por Kosovo se levantó en armas para lograr la emancipación de esta provincia.

El desmembramiento de Yugoslavia en 1991 provocó la consolidación del ELK, encabezado por Ibrahim Rugova, quien recibió el apoyo de la mayoría de los kosovares albaneses. Hacia 1998, el ELK había dejado de ser una guerrilla, para convertirse en un verdadero ejército terrorista.

¿Sabías que?

Tras una década de conflictos, existen alrededor de dos millones de yugoslavos que están en calidad de refugiados en todo el mundo, además de personas desplazadas en el interior del país.


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