Nació en Santiago el 19 de julio de 1840. Sus padres fueron Manuel Balmaceda y Ballesteros, y Encarnación Fernández. José Manuel fue el primero de 12 hijos de una familia adinerada.
A los 9 años ingresó al primer curso del Colegio de los Padres Franceses como interno en el Seminario de Santiago y sintió en su juventud una manifiesta vocación sacerdotal, cursando durante varios años la carrera de Teología.
Se casó con Emilia de Toro Herrera, bisnieta del conde Mateo de Toro y Zambrano, y con ella tuvo seis hijos. José Manuel, Pedro, Enrique, Elisa, Julia y María. Enrique se incorporó al Partido Liberal Democrático, organizado por los seguidores de su padre.
En 1864, Balmaceda fue el secretario particular de Manuel Montt en la legación del Congreso Americano que se celebró en Lima. De regreso en Chile en 1865, se destacó como un gran orador y gozaba de un bien ganado prestigio.
Su marcado espíritu liberal lo había convertido en el paladín del reformismo de la época, destacándose además como periodista y posteriormente parlamentario. Fue miembro del Club de la Reforma fundado en 1868.
Precandidato
Para las elecciones presidenciales destinadas a buscar al sucesor de Joaquín Pérez, los candidatos de oposición acordaron presentar un candidato liberal que gozara de las simpatías de nacionales y radicales. Con ese fin se reunieron en una convención en la que Balmaceda fue el representante del Partido Nacional. En aquella ocasión se se eligió como candidato a José Tomas de Urmeneta.
El Partido Nacional presentó un programa cuyos puntos básicos eran la libertad religiosa, las garantías individuales y la prescindencia gubernativa en las elecciones, las reformas de la Constitución y la restricción de las atribuciones del Presidente de la República. Apoyado por este partido, fue elegido diputado por cuatro períodos consecutivos desde 1870 a 1882.
En la Revista de Santiago publicó sus estudios relativos a la solución política a la libertad electoral, la Iglesia y el Estado.
Misión en la República Argentina
En 1879 le correspondió cumplir una importante tarea. Fue comisionado por el Presidente Aníbal Pinto en carácter de enviado extraordinario y ministro plenipotenciario del gobierno de Chile a la República Argentina, con la responsabilidad de lograr una declaración de neutralidad en la contienda del Pacífico. Obtuvo un compromiso de parte del Presidente argentino de no intervenir en el conflicto.
Ministro del Presidente Domingo Santa María
Cuando Domingo Santa María recién había asumido como Presidente, lo nombró ministro de Relaciones Exteriores y Colonización; en forma simultánea debió subrogaral ministro de Justicia Culto e Instrucción Pública. Posteriormente fue ministro subrrogante de las carteras de Guerra y Marina.
Balmaceda era un entusiasta defensor de las limitaciones al poder presidencial. No obstante, su pensamiento al respecto comenzó a variar sustancialmente desde el momento en que comenzó a formar parte del gobierno de Santa María.
Su gobierno
José Manuel Balmaceda fue proclamado candidato a la presidencia de la República en Enero de 1886 en Valparaíso. Recibió el apoyo de los partidos Nacional, Liberal y una fracción del Radical, lo que le permitió contar con una fuerte mayoría política. Resultó triunfador el 15 de junio de ese año.
Como lógico sucesor de Santa María, Balmaceda subió al poder en medio de una estrepitosa tempestad política, que se expresaba en violentos escenarios de lucha parlamentaria.
Al asumir la primera magistratura, se propuso lograr la unión de todas las fracciones liberales y mas aun de cimentar la unidad nacional, como una forma de superar los enfrentamientos y las luchas partidarias y electorales del período anterior. En este clima inició su gestión de gobierno que se caracterizó por una extraordinaria actividad política y administrativa.
Aumento de ingresos fiscales
El gobierno de Balmaceda se inició en condiciones favorables desde el punto de vista económico a raíz del crecimiento de las rentas fiscales y el remate de terrenos salitreros de propiedad del Estado, lo que dio un importante desahogo económico.
Bajo su mandato el crédito chileno adquirió en Europa un prestigio excepcional y es así como en 1890 existía un importante excedente en las arcas fiscales. La bonanza derivada de la activa explotación del salitre en Antofagasta y Tarapaca, entregó anualmente al fisco millones de pesos por concepto del impuesto aduanero que gravaba la exportación. Por otra parte, un floreciente desarrollo del comercio vino a incrementar una más dichos ingresos.
Desarrollo material
El gobierno dispuso de considerables recursos que fueron destinados a importantes obras públicas, para lo cual se hizo necesaria la creación en 1887 del Ministerio de Obras Públicas.
Entre sus acciones más destacadas estuvieron la canalización del Mapocho; el dique de Talcahuano; los puentes sobre los ríos Biobío, Laja y Ñuble; y la dotación de agua potable a 15 ciudades. Además, se dejaron iniciados los estudios para implementar esta medida en 36 nuevas ciudades
Se logró construir el Internado de Santiago -actual Internado Barros Arana-, la Escuela Normal de Preceptores, y la Escuela Militar. Asimismo, Balmaceda impulsó la modernización diez puertos; ordenó construir 10 faros, la canalización del río Mapocho y abrir el Instituto Pedagógico.
La actividad gubernativa tambien se extendió a la administración financiera: se modificó el sistema tributario, tratando de hacerlo más equitativo y se suprimieron algunos impuestos menores. Se perfeccionaron los mecanismos fiscalizadores y se pagó parte importante de la deuda pública.
Política económica
Las ideas económicas de Balmaceda chocaban de manera violenta con el espíritu liberal individualista de la época.
Pensó en nacionalizar la industria del salitre, ya que la economía chilena se fortalecería considerablemente si las utilidades provenientes de la extracción de este mineral quedaban íntegras en el país. Por otra parte, Balmaceda se propuso evitar el monopolio ya que este era una amenaza que limitaba la producción con el objeto de elevar el precio de ese producto. Estaba tambien la cuestión del transporte del salitre, por lo que se planteaba darle un carácter nacional a la empresa de los ferrocarriles de la región.
En otra área, las oscilaciones en la banca privada llevaron a pensar al Presidente en la necesidad de crear un banco estatal que controlara y pusiese coto a las contracciones del crédito y la usura. Su idea no prosperó.
Todas sus iniciativas indiscutiblemente repercutieron en los ánimos y conflictos que estallaron en la guerra civil del 91.
Complejo panorama político
En cuanto a la proceso político, este tendió a ser cada vez más difícil y complejo. La unificación de la familia liberal -liberales de gobierno, liberales disidentes, nacionales y radicales- que él intentó, no fue posible. Los partidos liberal disidente, radicales y el partido conservador combatieron casi todas las iniciativas gobiernistas, iniciándose un periodo de obstrucción y rivalidades entre el Congreso y el ejecutivo.
La desconfianza y recelo que existían en los partidos políticos por las prácticas fraudulentas en los comicios electorales -muy características de las administraciones de Errázuriz Zañartu y Santa María, pero no tanto en las de Pinto y Balmaceda-, eran una de las causas de la constante rotativa ministerial.
El cuadrilátero
En enero de 1889 Enrique Salvador Sanfuentes fue incorporado como Ministro de Industria y Obras públicas -antes lo había sido de Hacienda- y se le vio de inmediato como el candidato que el Presidente quería para sucederlo en el cargo. Ni la renuncia a la cartera ni desmentidos consiguieron convencer a los círculos liberales de que no existía tal candidatura y de que el Presidente no intervendría en la designación de su sucesor. Este hecho produjo un rechazo amplio, que incluyó a algunos de sus antiguos partidarios, deteriorando la base política de Balmaceda.
Se formó la combinación política integrada por los partidos Nacional, Radical, Liberal doctrinario y Liberal Mocetón. Esta se conoció como el cuadrilátero, nombre que se le dio por estar integrado por cuatro partidos, opositores a Balmaceda. La alianza le exigió al Presidente: libertad electoral, independencia de los partidos respecto del Presidente y la sujeción del Ejecutivo al Congreso.
Balmaceda aceptó y el cuadrilátero quedó con cuatro carteras ministeriales.
Esto significaba para el mandatario la pérdida del control sobre la Cámara de Diputados.
La crisis de 1891
Los intereses diversos de Balmaceda y de los partidos frente a las futuras elecciones produjeron la caída sucesiva de sus gabinetes.
Con esto se iría cada vez más anulando toda posibilidad de entendimiento.En Octubre Balmaceda clausuró el periodo extraordinario de sesiones, sin que se hubiesen despachado las leyes de presupuesto y de fuerzas del ejército. Formó entonces un nuevo gabinete de amigos personales.
El 1 enero de 1891 el Presidente hizo público un manifiesto en el que declaraba que regiría para ese año el mismo presupuesto del año anterior. Cuatro días después, con la firma de todos sus ministros, dispuso que lo anunciado entraba en vigencia, ya que el Congreso no habia despachado la Ley de Presupuesto.
Con este acto Balmaceda violaba la Constitución y de hecho asumía la dictadura. La mayoría parlamentaria respondió firmando un acta de deposición de Balmaceda. Así el conflicto constitucional tocaba fondo.
La guerra civil
La sublevación de la Escuadra el 7 de Enero encabezada por el capitán de Navío Jorge Montt, dio inicio al conflicto armado contra Balmaceda, en cambio el ejército permaneció leal al Presidente.
Las tropas balmacedistas fueron derrotadas en las batallas de Concón y Placilla en agosto de 1891. Al conocer Balmaceda las noticias de la derrota, delegó el mando en el general Manuel Baquedano, quien era neutral en la contienda, a cuyas órdenes puso la guarnición militar para el resguardo de la población.
Balmaceda se asiló en la legación Argentina el 24 de agosto. Días mas tarde la Junta de Gobierno revolucionario, presidida por Jorge Montt, se instaló en la capital. Luego de escribir a sus familiares y redactar su testamento político, en el cual explicaba su acción, el Presidente puso fin a su vida, el 18 de Septiembre de 1891. En esa misma fecha concluía su mandato constitucional.