Nació en Santiago el 6 de julio de 1850 y fue la hija mayor de Manuel Barros Arana y Eugenia Borgoño Vergara. Creció junto a sus 4 hermanos en la casa de su abuelo paterno, hasta la muerte de su padre. Entonces, se trasladó al hogar de su tío, el historiador Diego Barros Arana, donde adquirió una educación acorde con el ambiente culto y refinado de su tutor.
Realizó sus estudios en diferentes colegios particulares de Santiago. Cuando tenía tres años ingresó a la escuela de Rafaela Fernández. Años más tarde admitiría no haber aprendido mucho en esos colegios, de donde salió a los 11 años. Agradecida, reconoció más tarde en sus memorias: «En mi caso la ilustración se la debo a mi tío Diego que cuidó de ella mientras permanecí soltera; creo que no habría sido posible encontrar un mejor maestro; y de casada, a mi marido que era un espíritu superior y que supo guiarme en eso, como en todo, admirablemente; y alguna pequeña parte debo también a mi propia iniciativa, a mi afán de conocimientos, a mi admiración por el talento superior, que ha sido una de las características de mi vida«.
Conciencia de mujer
Martina Barros se hizo conocida por publicar la traducción del libro de John Stuart Mill The Subjection of Women, con el título La Esclavitud de la Mujer (1873), en La Revista Chilena, fundada y dirigida por su futuro esposo, Augusto Orrego Luco, con quien contrajo matrimonio en 1874.
Esta publicación, pionera en su tiempo, incluyó un prólogo muy polémico, que produjo una grata reacción sobre todo en los ambientes liberales.
La igualdad de la mujer se convertiría desde entonces en su más caro objetivo. Más tarde, Martina confesaría que el prólogo del libro fue escrito más que nada por su prometido.
El sufragio femenino
La activa vida social e intelectual de Martina Barros la puso en contacto con otras mujeres con similares inquietudes. Invitada por Delia Matte, Presidenta del Club de Señoras, como conferencista, en la primera reunión, el grupo trató el sufragio femenino, tema casi inédito.
En esa ocasión señaló al respecto: «Se ha dicho y se repite mucho que no estamos preparadas para esto… Sin preparación alguna se nos entrega al matrimonio para ser madres, que es el más grande de nuestros deberes, y para eso ni la iglesia, ni la ley, ni los padres, ni el marido, nos exige otra cosa que la voluntad de aceptarlo«.
Por una independencia constructiva
Si bien la obra de Martina Barros no es extensa, su vida relatada en sus Memorias está llena de alusiones a esta necesidad de independencia de la mujer, no con un ánimo separatista o, incluso, igualitario, sino para contribuir al progreso del país.
Falleció en 1941, dejando terminadas sus Memorias (1939) que serían publicadas en 1942.