Hijo de don Francisco Carvallo y Prado, y de Isabel de Goyeneche, nació en Valdivia en 1740 y murió en Buenos Aires en 1816. Realizó sus primeros estudios en la Compañía de Jesús, y a los 10 años inició su carrera militar.
Según algunos autores, por este camino podría haber llegado a cosechar excelentes posiciones, pero sus vicios y falta de constancia se lo impidieron, además de su clara orientación hacia otras disciplinas.
Nunca dejó de estudiar y leer obras históricas y geográficas relacionadas con Chile, e incluso en sus distintas actividades llevaba un diario donde anotaba todo cuanto le parecía de interés.
Esta afición marcó su destino y empezó a recolectar información relativa al territorio. En 1791, el Rey lo autorizó a viajar a España a consultar los archivos que estaban en la Península, con material de primera mano sobre el país. Ambrosio O’Higgins -quien estimaba las dotes intelectuales de Carvallo, mas no su carácter impulsivo- le había permitido consultar los repositorios documentales de Santiago.
Un estudioso problemático
Todo parecía ir bien, pero la personalidad de Carvallo lo traicionó. O’Higgins no lo había autorizado a viajar todavía por temor a que conspirase contra él en la corte madrileña. Carvallo se casó con una viuda rica, llamada Mercedez Fernández (1792), y luego huyó en secreto con el caudal de la viuda a Mendoza, sin completar los trámites pertinentes para salir del territorio. Por esto, el Gobernador y el Rey ordenaron su captura.
El futuro cronista consiguió el apoyo de Tomás Álvarez de Acevedo, quien había sido oidor de la Real Audiencia de Santiago y en esa época se desempeñaba como consejero de Indias. Este logró su indulto, y Carvallo permaneció en Buenos Aires hasta su fallecimiento.
Su crónica
Su obra Descripción Histórico Geográfica del Reino de Chile está estructurada en dos secciones. La primera de ellas, fundamentalmente historiográfica, abarca la historia de Chile hasta el año 1778. La segunda, dedicada a la geografía, es una completa descripción del territorio. El manuscrito se encuentra en la Biblioteca Nacional de Buenos Aires y sólo en 1838, gracias a una gestión de Claudio Gay, el gobierno chileno mandó hacer una copia. A juicio de algunos autores, Carvallo carecía de una pluma que permitiera evocar imaginativamente los hechos que narraba; al contrario, opinan que el suyo fue un riguroso registro de personajes, situaciones y descripciones, entrelazadas por una profunda capacidad de análisis y raciocinio intelectual.