José Ignacio Cienfuegos, hijo de Francisco Fernández de Cienfuegos y de Josefina Arteaga y Martínez, nació en Santiago en 1762.
Realizó sus estudios en el Real Colegio de San Carlos, y luego obtuvo su grado de Bachiller en Teología en la Real Universidad de San Felipe. En 1785, fue ordenado sacerdote diocesano en Santiago.
Fue un activo partícipe de la causa independentista y, en tal condición, en la década de 1820, ocupó importantes cargos en la Iglesia Católica.
Cienfuegos murió en Talca en noviembre de 1845. Sus restos fueron trasladados en 1954 a la Catedral de aquella ciudad.
Militante independentista
En 1813, fue nombrado representante del Vicario Capitular de Santiago, Rafael Andreu, en la comisión que estudió la formación del Instituto Nacional, establecimiento donde se fusionaron varios centros de enseñanza y el Seminario de Santiago.
También ese año, integró la Junta de Gobierno, por lo que fue confinado a presidio en Juan Fernández, entre 1814 y principios de 1817.
Una vez que recuperó su libertad, O’Higgins presionó al Obispo de Santiago, José Santiago Rodríguez Zorrilla, para que se le concediera el título de Canónigo Doctoral de la Catedral, y cuando el prelado fue desterrado a Mendoza, el gobierno impuso a Cienfuegos como Vicario Capitular. Entre 1818 y 1822, fue senador de la República y, en dos oportunidades, Presidente del Senado.
Viaje a Roma: la política y el obispado
Su participación política más importante estuvo en la comisión que -como Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario ante la Santa Sede- se le encomendó en 1821, para negociar con el Papa el reconocimiento del derecho de patronato para la República.
Continuó participando en política, siendo diputado por Santiago y Talca, y también Presidente del Senado (1826). Se transformó en un ardoroso defensor de la aplicación del sistema federal de gobierno. Viajó a Roma a defenderse de diversos cargos que se le imputaban y, tras ser absuelto, León XII lo nombró Obispo titular de Rétimo (1828).
Una vez que retornó a Chile (1830), fue propuesto por el gobierno para ocupar el cargo de Obispo de Concepción, decisión ratificada por el Papa en 1832. Cienfuegos compatibilizó el ejercicio del cargo dentro de la Iglesia con el de senador por la misma provincia (1831-1834). En 1837, a los 75 años, renunció a su dignidad eclesiástica y se trasladó a Talca, donde vivió sus últimos años hasta su muerte.