Nació en Missik, el 21 de Julio de 1802, territorio polaco en esa época, hoy Lituania. Hijo de Hipólito Domeyko, terrateniente de familia aristocrática, y de Karolyn Ankuba.
Dos hechos marcaron su vida: en 1817 ingresó a la Universidad de Vilna, graduándose en Ciencias Físicas y Matemáticas, lo que iniciaría su vida como científico; y en 1831 participó en la revolución para la liberación de Polonia contra Rusia, después de la cual tuvo que emigrar, por la derrota de su país.
Viajó a Francia y se convirtió en un viajero obligado. Llegó a Chile en 1838. Se le concedió la nacionalidad por gracia en diciembre de 1848. En 1850 se casó con Enriqueta Sotomayor Guzmán, con la que tuvo dos hijos varones y una mujer. Enviudó el 26 de diciembre de 1870. En 1867 fue nombrado rector de la Universidad de Chile. Falleció en Santiago el 23 de enero de 1889, a los 87 años.
Contratado por el gobierno chileno
En París se incorporó a estudiar en la Escuela de Minas. Allí fue contratado por el ingeniero e industrial minero Carlos Lambert, cuando terminaba 1837.
Por encargo del gobierno chileno, este le ofreció el cargo de profesor de Química y Mineralogía en el Colegio de Coquimbo. La idea de quienes impulsaron la contratación de científicos extranjeros, era incorporar tecnologías y enseñanza moderna para desarrollar las actividades productivas tales como la minería.
En Coquimbo
En el Colegio de Coquimbo, Ignacio Domeyko revolucionó la enseñanza sobre la minería. Compatibilizó las lecciones teóricas con la práctica de reconocimiento en terreno y en laboratorio. Para eso recorrió junto a sus alumnos la provincia de Copiapó, que era reconocida como la de mayor riqueza minera del país en la época.
Hasta su llegada eran prácticamente desconocidas en Chile las Ciencias Exactas y su aplicación, y sobre todo inexistente la enseñanza profesional de ellas. Antes de que se creara la Escuela de Artes y Oficios en Santiago, Domeyko estaba ya ejerciendo su profesorado en Química y Mineralogía en 1838.
Aporte al desarrollo de la industria minera
El aporte de Ignacio Domeyko al desarrollo de la industria minera nacional, se puede dividir en tres grandes líneas: primera, en el conocimiento geológico del territorio; segunda, en la renovación de las técnicas de explotación; y, tercera, para proponer nuevas leyes de fomento y estímulo minero que le hizo al gobierno.
La validez de estas propuestas radica en que ellas se basaron en sus continuas exploraciones y después de haber conocido en terreno las diferentes realidades de las labores propias del rubro.
Sus exploraciones
Tras haber terminado su labor docente en Coquimbo, entre 1840 y 1841 Domeyko realizó un viaje por tierra hasta Santiago. Conoció los distritos de Ovalle, Combarbalá, Illapel y Petorca; y remontó el río Maipo para conocer el mineral de San Pedro Nolasco.
En el verano de 1841-1842 dirigió una expedición a las cordilleras del Cachapoal, donde reconoció la riqueza del cerro El Teniente. Volvió a Atacama en 1842-1843 para examinar la estructuras geológicas de las cordilleras de los Andes y de la Costa, entre los valles de Elqui y Copiapó. En 1845-1846 visitó las cordilleras del Limarí y finalmente recorrió parte de La Araucanía.
Sus descripciones detalladas de las selvas al sur del Biobío despertaron el interés por una naturaleza desconocida para los chilenos.
Visionario ecológico
Domeyko fue uno de los primeros en notar el problema de la peligrosa dependencia de las fundiciones de minerales de la leña, sobre todo en las provincias del Norte, lo que había provocado una grave deforestación. Para Domeyko la solución en el largo plazo era el reemplazo de la leña por el carbón. Medidas posteriores en cuanto a la liberación de derechos aduaneros del carbón importado, más otras relacionadas con el cobre, tuvieron esa visión práctica de Domeyko como sello.
Consolida su labor docente
Cuando ya pensaba en regresar a Polonia en 1847, el gobierno chileno lo retuvo, contratándolo como profesor de Química y Mineralogía en el Instituto Nacional. S
u permanencia definitiva en Chile se afianzó cuando las autoridades le concedieron la nacionalidad por gracia y tras contraer matrimonio. El profesor resolvió consolidar su labor docente cuando ya tenía 50 años.
A las clases por las que lo habían contratado, agregó el curso de Física, y propuso una serie de reformas para la enseñanza superior como delegado universitario desde 1852. Fue elegido miembro de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad de Chile en 1866 y un año después se le nombró rector de esa casa de estudios superiores.
Rector de la Universidad de Chile
Desde la rectoría de la Universidad de Chile, Domeyko logró organizar los estudios orientados a las ciencias prácticas. Así se manifestó en la transformación de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas en una escuela formadora de ingenieros.
De esta manera, desde la segunda mitad del siglo pasado se formó a los primeros ingenieros geógrafos, ingenieros civiles de puentes y calzadas, e ingenieros de minas.
Esta fue su preocupación durante los años que duró su rectorado, desde 1867 hasta 1883. Hasta entonces, la industria minera se había visto frenada por la ausencia de profesionales capacitados.
El peregrinaje final
Entre 1884 y 1889, Ignacio Domeyko emprendió el tan esperado viaje a que lo impulsaban sus raíces polacas. Recorrrió Tierra Santa, la Santa Sede y su patria original, Polonia. De allí trajo a Chile un saco de tierra nativa, que depositó en el patio de su casa en la calle Cueto en Santiago, que aún conservan sus descendientes.
¿Sabías que?
A Domeyko se le concedió en diciembre de 1848 la NACIONALIDAD por gracia y dos años después contrajo matrimonio con la chilena Enriqueta Sotomayor.