Nació en Los Ángeles el 15 de septiembre de 1887. Sus padres fueron Luis Dávila y Emilia Espinoza. Realizó sus primeros estudios en su ciudad natal, continuándolos luego en el Liceo de Concepción.
En 1911 ingresó a la Universidad de Chile a cursar la carrera de Derecho. Muy joven entró al Partido Radical, quedando a cargo en 1911 del Centro de Propaganda del mismo. No terminó su carrera en la Universidad de Chile, pues su pasión por el periodismo lo llevó a ingresar a la empresa El Mercurio como corrector de pruebas.
Después de unos meses en dicho diario, Dávila fue ascendido al cargo de jefe de la sección de cables. En 1917, al fundarse el diario La Nación, pasó a esa empresa a ocupar similar puesto, pero ahora como jefe. Luego, ocupó el cargo de secretario de redacción.
Su incansable labor por el periodismo contribuyó decisivamente a la promulgación de la Ley de Jubilación de los Periodistas, considerada una utopía hasta antes de 1925.
Su vida en Estados Unidos
En 1927, al asumir la presidencia de la República Carlos Ibáñez, Dávila fue designado como embajador de Chile en Estados Unidos.
Ejerció dicho cargo hasta 1931, fecha en que regresó al país. En Estados Unidos terminó sus estudios de Derecho, obteniendo en 1928 el grado de doctor en Leyes en la Universidad de Columbia, y luego una especialización en Derecho Internacional en la Universidad de Southern California.
En 1933 regresó al país de América del Norte, creando allí la agencia de noticias Editors Press Service y ejerciendo la corresponsalía para diversos diarios latinoamericanos. Su labor en ese medio lo llevó a ganar, en 1942, el Premio María Moors Cabot, entregado por su aporte al periodismo americano.
Representante internacional
En 1940, como representante chileno ante el Comité Asesor Interamericano de Finanzas y Economía, lanzó el llamado «Plan Dávila», idea que fue la antesala y la base para la creación de la Comisión Interamericana de Desarrollo. En 1946 fue designado miembro del Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas. Tres años después, en 1949, publicó el libro Nosotros los de América.
En este analizó, desde una perspectiva latinoamericana, la situación vivida en Europa, el conflicto ideológico y militar, y el estado de subdesarrollo de Latinoamérica. Manifestó la idea de una Latinoamérica unida, en términos defensivos y económicos, a fin de salir del retraso.
La República Socialista
Carlos Ibáñez enfrentado a la crisis económica y social que vivía el país renunció a la presidencia de la República en 1931. Posteriormente asumió el gobierno de Juan Esteban Montero, el que fue derribado en junio de 1932 por la Junta de Gobierno que proclamó la llamada República Socialista. Esta primera Junta estuvo integrada por el general Arturo Puga (r) y el socialista Eugenio Matte Hurtado y Carlos Dávila.
Marmaduque Grove asumió como ministro de Defensa. Esta primera Junta, en su breve tiempo de duración, alcanzó a tomar algunas medidas de corte populista, como la orden a la Caja de Crédito Popular de devolver a los empeñantes, gratuitamente, los artículos de uso doméstico que se encontraban en prenda. También disolvió, el 6 de junio, el Congreso Termal instaurado bajo la dictadura de Ibáñez.
Diferencias con Grove
Las diferencias entre Grove y Dávila llevaron a la renuncia de este último a la Junta. Dávila reapareció el 16 de junio liderando el movimiento ibañista que, apoyado por cuerpos de la Guarnición de Santiago, derrocó a la Junta anterior, relegando a Grove y Matte a la Isla de Pascua.
Esta nueva Junta quedó integrada por Nolasco Cárdenas, demócrata, y el radical moderado Alberto Cabero. Carlos Dávila sería el presidente.
Los cien días
En estricto rigor, el gobierno de Dávila fue de sólo 90 días, pues se prolongó entre el 16 de junio y el 13 de septiembre. Su primera medida fue la aplicación de la Ley Marcial, en lo que sería la antesala de un gobierno basado en la represión.
Las discrepancias por la política represiva llevaron a que Alberto Cabero presentara su renuncia, siendo reemplazado por Eliseo Peña Villalón.
Se conformó así una cuarta Junta, que funcionó desde el 30 de junio hasta el 8 de julio. En esa fecha Dávila se erigió como Presidente Provisional de Chile. Días antes, el 25 de junio de 1931, Dávila dio a conocer, por cadena nacional de radioemisoras, que sólo podían transmitirse noticias oficiales.
Su pensamiento
Tanto mis colegas como yo hemos contraído con el país y con las fuerzas revolucionarias el compromiso de honor de organizar la República según el sistema socialista y de ceñirnos al programa revolucionario… sólo me liga el compromiso contraído con la revolución de reformar la estructura social y económica de la República dijo Dávila tras asumir el poder.
Su plan de gobierno
Aunque se siguió hablando de socialismo, el gobierno de Dávila tomo una nueva orientación, reviviendo el modelo de Ibáñez. Se legisló a fin de lograr controlar la crisis económica. Se estableció el control estatal sobre la producción industrial, y se creó el Comisariato General de Subsistencias y Precios. Esto último constituyó una de las medidas más revolucionarias, que provocó una crisis en el gabinete, generando la salida del ministro de Hacienda Enrique Zañartu. Significaba el control de la calidad y los precios de los artículos de primera necesidad y una serie de atribuciones especiales para el Presidente, quien concentraba demasiado poder.
Golpe y triunfo de Alessandri Palma
El 13 de septiembre de 1932, tras varias semanas de conspiración, un nuevo golpe provocó la salida de Dávila del gobierno. Asumió el poder el general Bartolomé Blanche Espejo, quien convocó a elecciones presidenciales para la fecha fijada de las parlamentarias, el 30 de octubre de ese año; triunfó Arturo Alessandri Palma. Dávila regresó a Estados Unidos.
Director de La Nación
En 1952, al asumir nuevamente Ibáñez el poder, Dávila fue designado director de La Nación, cargo en el que estuvo hasta 1954. En junio de ese mismo año, tras abandonar su cargo, se trasladó a Washington para asumir como secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA).
Sus logros como diplomático
Desde las distintas responsabilidades que le tocó asumir, Carlos Dávila realizó labores de gran importancia, a escala nacional e internacional. De hecho, sus gestiones mientras ocupaba el cargo de embajador de Chile en Estados Unidos fueron de gran importancia para el comercio del salitre entre ambas naciones.
También fue determinante su intervención, ocupando el puesto de secretario general de la OEA, en la resolución del conflicto entre Nicaragua y Costa Rica, en enero de 1955. Ese mismo año y en pleno desempeño de sus funciones en la OEA, Carlos Dávila Espinoza murió en Washington, el día 19 de octubre.
Sus restos fueron despedidos en dicho lugar por el presidente de las Naciones Unidas, el chileno José Maza Fernández. Luego fueron trasladados a Chile y velados en el hall del diario La Nación.