Lenka FranulIc Zlatar nació en Antofagasta el 22 de julio de 1908 en el seno de un hogar de inmigrantes yugoslavos, formado por Mateo Franulic y Zorka Zlatar. Estudió en el Liceo de Niñas de su ciudad natal, y se trasladó luego a Santiago a estudiar Inglés en el Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile. Lenka se inició tempranamente en el periodismo como traductora de la naciente revista Hoy, donde comenzó a desarrollar una crónica literaria y cultural.
En esta etapa escribió una serie de semblanzas de destacados escritores de su época, reunidas en su primer libro: Cien Autores Contemporáneos (1940). Luego del cierre de Hoy, Lenka Franulic se integró (1941) a la recién creada revista Ercilla. El medio periodístico de esos años estaba prácticamente cerrado para las mujeres, por lo que le fue necesario vencer resistencias y demostrar sus capacidades hasta lograr conquistar el sitial de única reportera mujer de la revista, encargada además de los trabajos más difíciles.
Grandes entrevistas y reportajes la hicieron justa merecedora de una gran reputación. De su pluma salieron las primeras entrevistas a los Presidentes electos Gabriel González Videla, Carlos Ibáñez y Jorge Alessandri, así como también a personalidades de fama mundial como el mariscal Tito, Eleanor Roosevelt y Juan Domingo Perón, entre muchos otros.
En la radio y en la prensa femenina
Lenka Franulic trabajó también en la radio, que en ese entonces era un nuevo y penetrante medio de comunicación. En 1945 asumió la dirección de Nuevo Mundo, y más tarde, las emisoras Nacional, Cooperativa, Agricultura y Minería la contaron entre sus reporteros. En 1952 viajó a París, becada por el gobierno francés para perfeccionarse, y a su regreso, volvió a la radio. Buscadora incansable, también incursionó en el periodismo femenino, haciéndose cargo de la revista Eva en 1956.
Premio Nacional de Periodismo
Inquieta el destino de los periodistas y del periodismo?, impulsó junto a su amigo Orlando Cabrera, la creación del Círculo de Periodistas de Chile. Asimismo, integró el grupo que dio forma a la Escuela de Periodismo de la Universidad de Chile, la primera del país, quedando como una de sus docentes de planta.
En 1957 obtuvo el Premio Nacional de Periodismo y en 1958, el Premio de la Sociedad Profesional de Mujeres Periodistas de Estados Unidos, siendo la única chilena en recibir este honor. Fue nombrada directora de Ercilla en 1960 y desempeñó este cargo hasta el día de su muerte, el 25 de mayo de 1961.