Skip to main content

Federico García Lorca nació el 5 de julio de 1898 en Fuente Vaqueros (Granada), España, en el ceno de una singular familia amante de las tradiciones populares, la música de Bach, y Beethoven.

Hijo de Federico García Rodríguez, propietario agrícola y Vicenta Lorca Romero, maestra nacional de quienes decía: «Mi padre, agricultor, hombre rico, emprendedor, buen caballista…Mi madre de fina familia«. De su padre heredó la pasión, y de su madre la inteligencia. Ella le enseñó a escribir y cultivó su sensibilidad artística y humana.

Abogado, músico pintor. Eso y mucho más pudo haber sido. Pero eligió la poesía y la dramaturgia para expresar ese enorme sentido de humanidad que lo caracterizó.

Cuando tenía cinco a seis años, su familia se trasladó al pequeño pueblo de Valderrubio. «Mi infancia es aprender letras y música con mi madre, ser un niño rico en el pueblo, un mandón...», decía el poeta.

En las tardes participaba en la veladas musicales hogareñas donde oía la guitarra y el canto, dos pasiones paternas. Así, desde muy chico, Federico escuchó los temas del folklore andaluz, que después interpretaría frente a su amigos. En esa época ya mostraba una sensibilidad especial hacia la representación, pues no sólo tocaba la guitarra, el piano y cantaba coplas, sino que también entretenía a sus hermanos menores- Concepción, Francisco e Isabel- con su teatro de marionetas.

A los diez años era un niño de gran imaginación, estimulada, además, por las historias de fantasmas que le relataban las señoras que trabajan en su hogar, quienes le enseñaron romances,  canciones y versos. Más tarde en algunas conferencias, reconoció la importante labor de la «nanas» de su infancia.

Su familia se radica en 1909 en Granada y el poeta ingresa al Colegio del Sagrado Corazón, donde fue mal estudiante. En mayo de 1915 aprobó el examen final del bachillerato, requisito para ingresar a la universidad. Al siguiente año, cuando ya había escrito algunos versos y tocaba bien el piano, se matricula en las carreras de Derecho y Filosofía y Letras al mismo tiempo. Lo cierto es que nunca llegó a titularse de esta última y sólo en 1923 se recibió de abogado. El desinterés por sus estudios lo compensó con su lecturas y formación literaria.

Encerrado en la biblioteca de la Facultad de Letras se ensimismaba con Lope de Vega, Calderón, Tirso, Góngora, Azorín …Pero como tenía la música en la sangre, también iba al Centro Artístico de Granada, donde se ejercitaba en el piano y daba conciertos. Allí tomó contactos con pintores y músicos llegando a formar una tertulia literaria y artística llamada «rinconcillo» .

En un viaje de estudios por Castilla y Andalucía conoce a Miguel de Unamuno y a Antonio Machado. Fruto de esa experiencia publica su primer libro de prosa poética, «Impresiones y paisajes«, que apareció en 1918 y donde aborda los motivos que madurará en los títulos posteriores.

Durante la primavera de 1919 García Lorca se traslada de Granada a Madrid, a la Residencia de Estudiantes en la calle del Pinar, un centro importante de intercambios culturales, donde vivió hasta 1928, allí conoció e inició amistades con al pintor Salvador Dalí, con el cineasta Luis Buñuel y con el también poeta Rafael Alberti y otros destacados miembros de la llamada generación del 27. La generación de 1927, cuyo centro natural fue Federico, dio la partida a la nueva dramaturgia y poesía de España.

Viajó a Nueva York y Cuba entre los años 1929-1930. Volvió a España y escribió obras teatrales que lo hicieron muy famoso. Fue director del teatro universitario La Barraca, conferencista, compositor de canciones y tuvo mucho éxito en Argentina y Uruguay, países a los que viajó en 1933 y 1934.

Sus posiciones antifascistas y su fama le convirtieron en una víctima fatal de la Guerra Civil Española, en Granada, donde lo fusilaron una madrugada del 19 de agosto de 1936. En esos días, miles de habitantes de Granada eran perseguidos y ultimados por el simple hecho de ser partidarios de la República o activistas del Frente Popular. El poeta había viajado entonces desde Madrid a su ciudad natal para celebrar el cumpleaños de su padre y fue a caer, inocentemente, en una cueva de lobos.

Su obra poética

Los primeros poemas de García Lorca quedaron reunidos en una obra llamada Libro de Poemas (1921), una antología de grandes logros. En el año 1922 organizó, junto al compositor Manuel de Falla, el primer festival de  Flamenco, y ese mismo año escribió precisamente el Poema del cante jondo (Flamenco), aunque no lo publicaría hasta 1931. El Primer romancero gitano, de 1928, es un ejemplo genial de poesía compuesta a partir de materiales populares, y ofrece una Andalucía de carácter mítico por medio de metáforas deslumbrantes y símbolos como la luna, los colores, los caballos, el agua, o los peces, destinados a transmitir sensaciones donde el amor y la muerte.

Luego de los Poemas en prosa, escribió en Nueva York un gran ciclo profético y metafísico en el que el autor apuesta por los oprimidos, sin dejar de sacar a relucir sus obsesiones íntimas. El ciclo iba a constar de dos libros, Poeta en Nueva York, escrito en 1929 y 1930, pero que no se publicó hasta 1940, y Tierra y Luna, del que algunos poemas fueron incluidos en Diván del Tamarit, concluido en 1934, aunque también se publicó después de su muerte.

Los incompletos Sonetos del amor oscuro, escritos durante una temporada en Nueva Inglaterra (Estados Unidos), expresan una desesperación personal y constituyen unas muestras admirables de erotismo, que sólo recientemente han sido dadas a conocer.

Otro importante poema de Lorca, es el Llanto por Ignacio Sánchez Mejías, de 1935, una elegía compuesta al morir ese torero intelectual, amigo de muchos de los poetas de la generación de Lorca.

Su obra teatral

El teatro de García Lorca es, junto al de Valle-Inclán, el más importante escrito en castellano durante el siglo XX. Se trata de un teatro de una gama muy variada con símbolos o personajes fantásticos como la muerte y la luna, lírico, en ocasiones, con un sentido profundo de las fuerzas de la naturaleza y de la vida.

Entre sus farsas, escritas de 1921 a 1928, destacan Tragicomedia de don Cristóbal y Rebatillo de don Cristóbal, y sobre todo La zapatera prodigiosa, una obra de ambiente andaluz que enfrenta realidad e imaginación. También pertenece a la categoría de farsa, Amor de don Perlimplín con Belisa en su jardín. De 1930 y 1931 son los dramas calificados como «irrepresentables», El público y Así que pasen cinco años, obras complejas con influencia del psicoanálisis, que ponen en escena el mismo hecho teatral, la revolución y la homosexualidad, a partir de un complejo sistema de correspondencias.

Dos tragedias rurales son Bodas de sangre, de 1933, y Yerma, de 1934, donde se juntan mitología, mundos poéticos y realidad. En Doña Rosita la soltera, de 1935, aborda el problema de la solterona española, algo que también aparece en La casa de Bernarda Alba, concluida en junio de 1936, y que la crítica suele considerar la obra más importante de Lorca. Al comienzo de su carrera también había escrito dos dramas modernistas, El Maleficio de la mariposa (1920) y Mariana Pineda (1927).

Sus dibujos

Lorca no fue un dibujante profesional. Sus dibujos crecen al calor de la amistad y de la poesía. Por eso ilustra las cartas a sus amigos e ilustra sus libros. Y por eso, por su innata propensión poética, sus lápices de colores y sus plumas se truecan en armas mágicas para desarrollar temas, figuras y situaciones que saldrán o no saldrán luego al poema. Joan Miró, a quien Lorca admiraba tanto, escribió con gran acierto: «Los dibujos de Lorca me parecen obra de un poeta, que es el mejor elogio que puedo hacer a toda expresión plástica«. No es una alabanza gratuita. Los estudiosos han rastreado en este universo plástico, lo han puesto en conexión con su obra y han señalado sus a veces sorprendentes peculiaridades. (De la monografía de Miguel García-Posada en la Agenda Cultural 1998)

Gacela de la muerte oscura

Quiero dormir el sueño de las manzanas
alejarme del tumulto de los cementerios.

Quiero dormir el sueño de aquel niño
que querí­a cortarse el corazón en alta mar.

No quiero que me repitan que los muertos no pierden la sangre;
que la boca podrida sigue pidiendo agua.

No quiero enterarme de los martirios que da la hierba,
ni de la luna con boca de serpiente
que trabaja antes del amanecer.

Quiero dormir un rato,
un rato, un minuto, un siglo;
pero que todos sepan que no he muerto;
que haya un establo de oro en mis labios;
que soy un pequeño amigo del viento Oeste;
que soy la sombra inmensa de mis lágrimas.

Cúbreme por la aurora con un velo,
porque me arrojará¡ puñados de hormigas,
y moja con agua dura mis zapatos
para que resbale la pinza de su alacrán.

Porque quiero dormir el sueño de las manzanas
para aprender un llanto que me limpie de tierra;
porque quiero vivir con aquel niño oscuro
que querí­a cortarse el corazón en alta mar.

Su muerte según Antonio Machado

Antonio Machado relató así la trágica muerte de su amigo:

Se le vio, caminando entre fusiles
por una calle larga,
salir al campo frío,
aún con estrellas, de la madrugada.

Mataron a Federico
cuando la luz asomaba.

El pelotón de verdugos
no osó mirarle a la cara.

Todos cerraron los ojos;
rezaron: ¡Ni Dios te salva!

Muerto cayó Federico
sangre en la frente y plomo en las entrañas

Que fue en Granada el crimen,
sabed, ¡pobre Granada!, en su Granada.


Warning: Invalid argument supplied for foreach() in /www/wwwroot/www.icarito.cl/wp-content/themes/icarito-v1/template-parts/content-relacionadas.php on line 13