Nikolái Gógol nació el 20 de marzo de 1809, en Mirgorod, provincia de Poltava, de padres cosacos. A partir de 1820 vivió a San Petersburgo, donde consiguió trabajo como funcionario público y se dio a conocer entre los círculos literarios.
Su volumen de relatos cortos sobre la vida en Ucrania, titulado Veladas en el caserío de Dikanka (1831) fue recibido con entusiasmo. A ésta siguió otra colección, Mirgorod (1835), en la que se incluye el relato ‘Taras Bulba’, que fue ampliado en 1842 para convertirse en una novela completa; esta obra, que describe la vida de los cosacos en el siglo XVI, puso de manifiesto la gran maestría del autor a la hora de retratar personajes, así como su chispeante sentido del humor.
El inspector
En 1836 publicó su obra teatral El inspector, una divertida sátira acerca de la codicia y la estupidez de los burócratas. Escrita en forma de comedia de errores, es considerada por muchos críticos literarios como una de las obras más significativas del teatro ruso. En ella, los burócratas locales de una aldea confunden a un viajero con el inspector gubernamental al que estaban esperando y le ofrecen todo tipo de regalos para que pase por alto las irregularidades que han estado cometiendo.
Las almas muertas
Entre 1826 y 1848 Gógol vivió principalmente en Roma, donde trabajó sobre una novela que es considerada como su mejor trabajo y una de las mayores novelas de la literatura universal, Las almas muertas (1842). En su estructura, Almas muertas es semejante al Don Quijote de Cervantes. Sin embargo, su extraordinaria vena humorística se deriva de una concepción única, extremadamente sardónica: el consejero colegial Pável Ivanovich Chichikov, un aventurero ambicioso, astuto y falto de escrúpulos, va de un lugar a otro comprando, robando y estafando para conseguir los títulos de propiedad de los sirvientes que aparecen en los censos anteriores pero que han muerto recientemente, por lo cual se les llamaba ‘almas muertas’. Con estas ‘propiedades’ como aval, planea conseguir un crédito para comprar una propiedad con ‘almas vivas’.
Este libro fue un modelo para las generaciones posteriores de escritores rusos. Además, muchos de los ingeniosos proverbios que aparecen a lo largo de la narración, han entrado a formar parte del refranero ruso.
En el momento de su publicación, Almas muertas estaba llamada a constituir la primera parte de una obra más amplia; Gógol comenzó a escribir la continuación pero, en un ataque de melancolía debido a una crisis religiosa, quemó el manuscrito.
Su muerte
En 1842 publicó otro famoso trabajo, El capote, un relato corto acerca de un ocupado funcionario, víctima de la injusticia social, tan frecuente en la Rusia de su tiempo. Al año siguiente, Gógol viajó en peregrinación a Tierra Santa y a su regreso cayó bajo la influencia de un sacerdote fanático, quien le convenció de que sus obras narrativas eran pecaminosas. A raíz de ello, Gógol destruyó una gran cantidad de manuscritos inéditos.
Murió el 4 de marzo de 1852, en Moscú, al borde de la locura. La figura de Gógol se puede comparar con la de otros grandes escritores rusos, como los novelistas Liev Tolstoi, Iván Turguéniev y Fiódor Dostoievski, y el poeta Alexandr Pushkin, que fue amigo íntimo durante toda su vida y el mejor crítico de su literatura.
Fuente: Encarta.