Nació en Santiago en 1810, en el popular barrio La Chimba. Su origen modesto, ya que provenía de una familia de artesanos, hizo que Candelaria recibiera una mínima educación y que desde muy joven se dedicara a las labores domésticas en casa de familias más acomodadas.
Así, llegó a ser empleada de una familia de holandeses que, en 1833, se la llevó a trabajar a Perú.
A los pocos años y gracias a sus ahorros, Candelaria Pérez se independizó e instaló su propio negocio en el Callao: un local de comida denominado Fonda Chilena, donde la especialidad era el pescado frito.
Disfrutando de su negocio se encontraba cuando estallaron los enfrentamientos entre nuestro país y la Confederación Perú-Boliviana.
El bando enemigo no solo se enfrentó a las tropas chilenas que habían llegado, sino que también emprendió represalias contra los chilenos residentes. Candelaria Pérez fue una de las víctimas de los saqueos y la violencia, siendo despojada de sus bienes tan solo por su nacionalidad.
Entonces, Pérez se enroló en el Ejército y colaboró en diferentes misiones. A pesar de que el conocimiento que poseía del lugar era muy útil para las acciones militares, vivió el desprecio de los soldados, quienes miraron en menos la inclusión de una mujer a las tropas. Pero al poco tiempo demostró su sagacidad y gallardía; si bien se integró para cumplir las funciones de cantinera y enfermera, realizó hasta misiones secretas de espionaje, llevando mensajes a los buques nacionales que estaban anclados en el puerto.
Fue descubierta por efectivos peruanos, encarcelada y liberada tras el triunfo chileno en la batalla de Portada de guías. Posteriormente, se unió al ejército chileno y combatió de igual a igual en los siguientes enfrentamientos. Una vez que concluía sus labores de soldado, se dedicaba al cuidado de los enfermos.
Pero la batalla más sangrienta aún no la había librado. El 20 de enero de 1839 Candelaria Pérez combatió en la batalla de Yungay. Su gallardía quedó demostrada durante el asalto del Pan de Azúcar, donde fue parte de los 400 hombres que estaban bajo las órdenes de Manuel Bulnes y que escalaron con gran dificultad el cerro, enterrando sus fusiles y soportando los ataques de los bolivianos que se encontraban en la cima. Pérez no se amilanó, ni siquiera cuando tuvo que continuar el ascenso con el cuerpo del capitán Guillermo Nieto en sus brazos, de quien se especula que fue su amante, y siguió adelante.
Finalmente, al llegar a la cumbre junto a casi la mitad de sus compañeros, combatió sin tregua con las tropas aliadas, siendo partícipe de una de las victorias más importantes durante la campaña.
Tras el triunfo, Pérez y los demás héroes fueron recibidos en el país con gran algarabía y fervor. El Ejército reconoció su labor y la ascendió al grado de alférez, otorgándole de por vida una pensión de 17 pesos mensuales. Murió en Santiago el 28 de marzo de 1870, aquejada de enfermedades propias de la edad.
Glosario
Represalia: Respuesta de castigo o venganza por alguna agresión u ofensa.
¿Sabías que?
Candelaria Pérez utilizó diversos DISFRACES para no ser descubierta en sus labores de espía.