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INDICE

Nació en Santiago el 15 de marzo de 1825. Fue hijo de Francisco Antonio Pinto, Presidente de la República entre 1827 y 1829, y Luisa Garmendia Aldunate, de familia argentina.

Realizó sus primeros estudios en el Colegio Argentino en Santiago, donde tuvo como compañeros a Isidoro Errázuriz y a Manuel Bulnes. Ingresó a estudiar las Humanidades en el Instituto Nacional a los 14 años -donde fue alumno de Andrés Bello-, y allí finalizó el bachillerato. Sin embargo, no se tituló de abogado.

En enero de 1845, a los 20 años, Pinto se dirigió a Europa, como oficial de la delegación enviada por el Presidente Manuel Bulnes a la Santa Sede, con los objetivos de que se reconociera el patronato del Estado sobre la Iglesia en Chile, se consiguieran reformas a las órdenes religiosas, y se modificara el régimen de misiones entre los indígenas.

Permaneció en Europa 4 años y llegó ser secretario de la delegación en Roma, recorriendo varios países de ese continente. Su formación intelectual se consolidó en París, donde llegó a dominar con soltura el Francés, el Inglés, el Latín y el Italiano.

Además, adquirió amplios conocimientos que a su regreso lo hicieron destacar en Chile entre la juventud aristocrática.

Volvió en 1851, dedicándose a las actividades agrícolas y a escribir en periódicos como El Ferrocarril, desde donde se opuso al gobierno de Manuel Montt. Al año siguiente fue incorporado a la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad de Chile con un discurso sobre la Filosofía Cartesiana.

Intendente y parlamentario

Sus actividades parlamentarias comenzaron en 1852, cuando fue elegido diputado por Ovalle. En 1855 fue reelegido por Parral; ese año se radicó en Concepción, tras contraer matrimonio el 24 de noviembre con Delfina Cruz y Zañartu, hija única del general José María de la Cruz.

Su relación con la aristocracia penquista, se hizo más estrecha cuando desempeñó la función de tesorero de la revolución que se levantó en esa provincia en contra del gobierno en 1859.

El nuevo Presidente José Joaquín Pérez quiso atraer al gobierno su influencia en la provincia penquista, y lo designó intendente de Concepción en 1862.

Desempeñó el cargo hasta 1871, y desde él pudo establecer firmes lazos políticos en esa ciudad.

Continuó en el Congreso como diputado por Chillán en el período 1864-1867; por Nacimiento entre 1867 y 1870; y por La Laja en 1870. Sin embargo, prefirió ser senador suplente por Concepción hasta 1876.

Ministro de Guerra

En septiembre de 1871, el recién elegido Presidente Federico Errázuriz Zañartu lo nombró ministro de Guerra y Marina, cargo en el que estuvo hasta abril de 1875.

Su paso por este ministerio le sirvió para conocer la situación de las fuerzas armadas y de sus jefes. Fue reconocido como un hombre de un carácter pacifista, que no adquirió conciencia del deterioro de las relaciones con los países vecinos de Chile.

A principios de 1875, Pinto renunció al ministerio y fue nombrado candidato oficial para suceder a Federico Errázuriz en la presidencia.

Candidato a la presidencia

Antes de que se reuniera la Convención de la Alianza Liberal que debía decidir el candidato del sector, Pinto se encargó de atraer el voto de los nacionales y fue apoyado por Manuel Antonio Matta y algunos de los radicales.

En la Convención, Pinto resultó ganador por 523 votos contra 414 de Miguel Luis Amunátegui, abanderado de los liberales llamados doctrinarios.

En la elección presidencial del 30 de agosto de 1876, se reunió el Congreso pleno y se procedió al conteo de los votos de los colegios provinciales de electores; de un total de 307, Pinto obtuvo 293. Fue proclamado Presidente de la República y Errázuriz le entregó la banda correspondiente el 18 de septiembre de 1876.

El hombre

Aníbal Pinto fue considerado un hombre apolítico, a pesar de su extensa labor como intendente de Concepción. Fue fundamental en su carrera la herencia política de su padre y la influencia de su suegro, el general de la Cruz.

Sin embargo, logró ganarse un lugar en el mundo político, primero, como un respetuoso liberal opositor al gobierno de Montt, y luego como político hábil en aprender la administración del Estado y su costumbre de intervención en todo tipo de elecciones.

Solo respondió a los ataques a su persona en sus memorias y cartas íntimas, en las que es posible conocer su pensamiento acerca de la política de la época.

Mientras públicamente trataba de llegar a acuerdos con el Congreso, al cual necesitaba para aprobar el cobro de las contribuciones cada 18 meses y la Ley de Presupuesto cada año, en su Diario anotaba: «Imposible imaginar un cuerpo más destituido de patriotismo, de miras elevadas, de espíritu práctico que la actual Cámara de Diputados (…) Con un contingente considerable de charlatanes y vanidosos, para que un cuerpo legislativo pueda hacer algo de provecho, la actual Cámara de Diputados concluirá su período dejando los más pobres recuerdos y esto en circunstancias en que el país habría necesitado de un cuerpo legislativo inteligente y patriota que le ayudara a salir de la difícil situación en que se encuentra».

Difícil comienzo de su mandato

Pinto debió enfrentar una doble crisis al inicio de su mandato. Por una parte se dejó caer una crisis económica. Esta se había originado al final del gobierno de Errázuriz Zañartu, consecuencia de una depresión económica mundial que comenzada en 1873, repercutió en Chile en 1876. Se produjo escasez del circulante, a causa de la baja del precio del cobre y del trigo, y de la fuerte exportación de la moneda de oro y plata, que los empresarios se vieron obligados a hacer para pagar sus compromisos en Europa.

Por otra parte, el país sufrió un inicio de año lluvioso (1877), con inundaciones que destruyeron las cosechas, cortaron los caminos y las vías férreas. Además, en mayo se produjo un terremoto frente a las costas peruanas, que afectó también a los puertos chilenos del norte.

Medidas contra la crisis

El Estado asumió la crisis económica de dos maneras. Una de ellas fue la dictación de una ley de inconvertibilidad de los billetes de banco por el plazo de un año (1878), para poner atajo a la contracción del circulante monetario. La otra medida fue aumentar los impuestos y rebajar los gastos en Defensa.

Sería el estallido de la Guerra del Pacífico lo que permitiría la recuperación económica, al demandar el Ejército en campaña insumos alimenticios y manufacturas.
A partir de 1879 la anexión a Chile de los territorios de Tarapacá y Antofagasta permitió que el gobierno tuviera un ingreso fiscal ascendente por el cobro de derechos de exportación del salitre, lo que produjo una holgura económica sin precedentes hacia el final del mandato de Pinto.

El Estado docente

En 1879 se promulgó una ley educacional -impulsada por el ministro Miguel Luis Amunátegui-, mediante la cual se le daba al Consejo de la Universidad de Chile la calidad de Superintendencia de la enseñanza que costeaba el Estado.

Además, se promovió la creación de talleres y escuelas para señoritas, dictando en 1877 un decreto por el cual las mujeres pudieron estudiar y dar exámenes en la Universidad de Chile para ser profesionales.

Problemas limítrofes con Argentina

Diversas noticias acerca de que Argentina pretendía hacer efectiva su soberanía sobre la Patagonia, región sobre la cual Chile creía tener derechos, generó movilizaciones estudiantiles en Santiago. Los alumnos incluso se enfrentaron a la policía, en un intento de que Pinto se diera cuenta de la situación.

Se enviaron espías para conocer las movilizaciones de las tropas y de la Escuadra argentina hacia la Patagonia, pero negociaciones diplomáticas impidieron un conflicto armado. Mediante el Tratado Fierro-Sarratea de 1878, Chile cedería los derechos a la Patagonia. En el país se generó una corriente de opinión de rechazo al tratado, pero las noticias de problemas en el norte hicieron olvidar este compromiso por algunos años.
Finalmente, el 23 de julio de 1881 se firmó un tratado en el que se reconoció la soberanía de Chile sobre el Estrecho de Magallanes, la parte occidental de la Tierra del Fuego y las islas al sur del Canal Beagle.

Antecedentes de un conflicto

El último tratado con Bolivia antes de la guerra, estableció en 1874 el límite nacional en el paralelo 24, y además comprometió al país vecino a no aumentar las contribuciones a las industrias con capitales chilenos en su territorio, por 25 años.

Los acontecimientos que llevaron a la guerra se iniciaron en 1878, cuando el recién ascendido al poder en Bolivia, el general Hilarión Daza, aprobó un impuesto a las exportaciones de salitre, con la idea de controlar la producción de ese recurso natural.

Cuando el gerente de la Compañía de Salitres de Antofagasta, de capitales chilenos y británicos, se negó a pagar el impuesto escudándose en el tratado de 1874, el gobierno boliviano ordenó el remate de las propiedades de la salitrera.

El 14 de febrero de 1879, el mismo día en que debía realizarse el remate, una expedición naval y militar de Chile al mando del coronel Emilio Sotomayor, desembarcó en Antofagasta ocupándola indefinidamente. El gobierno de Bolivia respondió declarando la guerra a Chile el 1 de marzo.

El gobierno chileno pidió que Perú se pronunciase neutral ante los acontecimientos, pero este se negó a hacerlo en base a un tratado secreto de 1873 que lo unía a Bolivia. El acuerdo establecía que en caso de conflicto armado de uno de los dos países, el otro lo apoyaría.

Declara la guerra

El gobierno de Pinto, en vista del incumplimiento del Tratado de 1874 por parte de Bolivia y del acuerdo secreto entre esta nación y Perú, declaró la guerra a ambos países el 5 de abril de 1879.

Uno de los primeros enfrentamientos armados del conflicto ocurrió en el puerto peruano de Iquique el 21 de mayo de 1879, donde Chile perdió a la corbeta Esmeralda -el barco más antiguo de la Escuadra- y la mayoría de sus hombres. Perú, por su parte, perdió el blindado Independencia, que encalló en Punta Gruesa cuando perseguía a lacorbeta Covadonga.

Las noticias del sacrificio de los chilenos de la Esmeralda provocaron el despertar de un sentimiento patriótico en Chile y los jóvenes se enlistaron voluntariamente en el Ejército. A principios de 1881 se logró ocupar la capital de Perú.

Conflictos internos

La guerra supuso la unión del mundo político en apoyo a la gestión del gobierno y del Ejército, pero, en realidad, se produjeron conflictos entre el ministro de Guerra -encargado de llevar a cabo las órdenes del Presidente Pinto- y los jefes del Ejército, que se debieron a la dirección de las acciones militares Además, entre los políticos se produjeron diferencias por la dirección civil de la guerra.

En enero de 1881 los caciques mapuche aprovecharon la retirada de contingente militar en La Araucanía, destinado a la guerra en el norte, para recuperar su territorio. Era un nuevo frente armado que fue dominado por la fuerza por el coronel Gregorio Urrutia.

El cambio de mando y sus últimos años

En septiembre de 1881, Aníbal Pinto entregó la banda presidencial a Domingo Santa María, quien había sido su último ministro del Interior.

Se retiró a la vida privada a su casa en Valparaíso, pagando las deudas contraídas durante su período como Presidente y vendiendo sus derechos en las minas de carbón de Puchoco, en la costa de Arauco.

El ex Mandatario rechazó ofertas para acceder a cargos políticos en Chile o en extranjero; necesitaba tiempo para tratarse una enfermedad que lo aquejaba. Sí se ocupó como superintendente del Cuerpo de Bomberos de Santiago, percibiendo como sueldo solo lo que le pagaba el diario El Ferrocarril por traducciones de artículos extranjeros.
Los primeros días de junio de 1884 se agravó su enfermedad cardiovascular, y falleció el día 9 de ese mes, a los 59 años.

Glosario

– Osada: Atrevida, arriesgada.

Laicicismo estatal

El presidente que gobernó a continuación de Aníbal Pinto y a quien le correspondió dar por finalizada la guerra del Pacífico fue Domingo Santa María.

Enfrentó los últimos años de la guerra y firmó los tratados de paz y de tregua respectivos; disfrutó de la bonanza económica posterior al conflicto e impulsó una serie de reformas legislativas conocidas como leyes laicas. Tras el término de su período, fue senador por Ñuble, en 1888. Falleció el 16 de julio de 1889.

Francisco Antonio Pinto

El padre de Aníbal Pinto, Francisco Antonio Pinto Díaz, también fue presidente de nuestro país, a partir de mayo de 1827. Durante su mandato, se redactó una nueva constitución, conocida como liberal (1828) y se le otorgó énfasis a la educación. Llegada las elecciones de 1829, Francisco Antonio Pinto fue reelegido; sin embargo, rechazó el cargo. Más tarde, fue consejero de Estado y parlamentario. Falleció el 18 de julio de 1858.