Inés de Suárez habría nacido en 1507. A pesar de que no se posee la certeza de esta fecha, se sabe que su lugar de nacimiento fue Placencia, en España.
Proveniente de una humilde familia, desde pequeña realizó el oficio de costurera. A los 19 años contrajo matrimonio con Juan Málaga, con quien no tuvo hijos. El español, atraído por las aventuras del Nuevo Mundo y las promesas de fortuna, se embarcó, aproximadamente, en 1528, rumbo a Panamá, dejando sola a su esposa.
Sin tener novedades del paradero de Málaga, Inés Suárez decidió iniciar su búsqueda.
Tras conseguir los permisos, en 1537, arribó a América, llegando hasta el Cuzco, donde se enteró que su esposo había fallecido durante la batalla de las Salinas. En su condición de viuda de un soldado español, se hizo cargo de una porción de tierras y de un grupo de indígenas que le entregaron bajo el sistema de encomienda.
Aunque se ignora la fecha precisa, fue en el Cuzco donde conoció a Pedro de Valdivia.
Pronto se unió a sus huestes y se transformó en la única mujer blanca que integraba la expedición que terminó con la conquista de nuestro territorio. Durante este tiempo, fue la amante del conquistador español, quien era casado con Marina Ortiz.
Establecida en la recién fundada capital del Reino de Chile, combatió de igual a igual durante el primer ataque indígena a cargo de Michimalonko. En esa oportunidad, alentó a los soldados a resistir e, incluso, sembró el miedo entre los indígenas, decapitando a algunos prisioneros.
Cuando Pedro de Valdivia fue juzgado en Lima por sus actos, fue obligado a terminar su relación con Suárez, por lo que la casó con otro español.
El elegido fue Rodrigo de Quiroga, quien en 1549 contrajo matrimonio con la española, que ya alcanzaba los 42 años de edad. No tuvieron hijos y, hasta su muerte, en 1580, llevó una vida absolutamente normal.
Glosario
– Arribar: Llegar a un lugar.
Fresia y Guacolda
A pesar de que hasta hoy no se tiene certeza de la existencia de estas dos mujeres, ya que solo aparecen como personajes del texto de Alonso de Ercilla, La Araucana, ambas representan la fuerza y el valor mapuche.
Según Ercilla, Guacolda era la enamorada de Lautaro. El sentimiento era recíproco y ambos estaban juntos durante los últimos días de vida del mapuche. Cuando fue derrotado por el español Francisco de Villagra, este se la llevó; al poco tiempo, Guacolda murió de pena.
Fresia, en tanto, era la mujer y madre del hijo de Caupolicán. Ella aparece en el episodio en que capturan al mapuche, momento en el que arrojó a su hijo diciéndole: «yo no quiero título de madre del hijo infame del infame padre».
La monja Alférez
Catalina de Erauso fue otra española que tempranamente recorrió nuestro territorio. Nació en 1592 y, con tan solo cuatro años, fue enviada por sus padres a un convento.
Allí permaneció hasta 1607, cuando escapó del lugar y, vestida de hombre, se integró a un grupo perteneciente al ejército español.
Así, se embarcó rumbo a América, residiendo en Panamá, Paita y Lima. Fue de esta última ciudad donde, en 1619, partió junto a un grupo de soldados para luchar en la guerra de Arauco. Durante los combates demostró una innegable valentía, alcanzando el grado de alférez.
Sin embargo, su difícil carácter le acarreó más de un problema, por lo que fue alejada de las tropas. Tras vivir en algunas ciudades de América y regresar por un breve lapso a Europa, pasó sus últimos días en México, falleciendo en 1650.
¿Sabías que?
Inés Suárez encontró agua para los soldados durante la TRAVESÍA por nuestro territorio.