El Conde de la Conquista nació en Santiago en 1727. Sus padres fueron Carlos Toro y Zambrano Escobar, y Gerónima de Ureta y Prado. Contrajo matrimonio en 1751 con María Nicolasa Valdés y Correra, y dejó de 8 hijos: José María, José Gregorio, Eusebio Joaquín, Domingo José, Josefa, María Mercedes, Mariana y María Inés.
Desde su juventud, Mateo de Toro se dedicó al ejercicio del comercio, actividad que con el pasar del tiempo le procuró una de las fortunas más considerables de Chile. Su riqueza también significó la posibilidad de adquirir honores. En el Cabildo de Santiago desempeñó distintos cargos: fue regidor, alcalde de Aguas (1750) y alcalde Ordinario (1761).
Además, le correspondió asumir como Corregidor de la misma ciudad (1762-1769) y superintendente de la Casa de Moneda (1772). En 1770, Carlos III le concedió, a él y a sus herederos, el título de Conde de la Conquista.
Fue Gobernador de Chile en 1810, año en que asumió como presidente de la Primera Junta de Gobierno. Murió a inicios de 1811.
La sublevación indígena
Mateo de Toro y Zambrano tuvo una lucida actuación cuando, siendo Corregidor de Santiago, en 1769 se produjo una sublevación de los indígenas en la frontera de Arauco. Organizó el envío de armas, municiones y víveres de todo tipo, y habilitó -con su propio dinero- una compañía de caballería que se encargó de vigilar los pasos cordilleranos cercanos a Santiago. Asimismo, fue oficial y jefe de un cuerpo de milicias en Santiago.
Al retirarse debido a su edad solicitó, como compensación a sus servicios, que se le concediera el grado de brigadier del Ejército, lo que fue rechazado en 1801. Sin embargo, ocho años más tarde logró realizar su pretensión.
El cautiverio de Fernando VII
La invasión napoleónica a España (1808) fue el detonante de la desarticulación del Estado imperial español. Cautivo el Rey Fernando VII, las antiguas instituciones de gobierno en España demostraron ser inoperantes. En varias ciudades y pueblos comenzaron a aparecer distintas juntas de Gobierno, que en 1809 se reunieron en la Junta Central, la que se radicó en Sevilla. Esta gobernó hasta principios de 1810, cuando se disolvió debido al avance de las tropas francesas, no sin antes traspasar el poder al Consejo de Regencia y convocar a las cortes extraordinarias que se reunirían en Cádiz.
En Chile, toda esta situación se veía agravada con los desaciertos y arbitrariedades cometidas por el Gobernador Francisco Antonio García Carrasco, quien se ganó el rechazo del Cabildo y de la aristocracia de Santiago. La presión sobre el Gobernador fue enorme y este, finalmente, se vio obligado a renunciar el 16 de julio de 1810.
Gobernador de Chile
De acuerdo a lo dispuesto por una Real Cédula de 1806 -que establecía que en caso de vacancia en el cargo de Gobernador, este debía ser asumido por el militar más antiguo con un grado igual o superior al de coronel- Mateo de Toro y Zambrano llegó a la Gobernación del Reino cuando tenía 85 años de edad.
La situación política era compleja: muchos deseaban establecer una Junta de Gobierno que administrase los territorios durante el cautiverio del Rey Fernando VII, opinión que era especialmente defendida por el Cabildo de Santiago. Otros, en cambio, aspiraban a mantener la situación existente y no realizar modificaciones.
Ambos sectores visitaban a don Mateo para buscar su apoyo. Finalmente, el 13 de septiembre de 1810, el Cabildo logró que el Gobernador se aviniera a realizar una reunión en la que participaría la institución capitular, los jefes militares, los superiores de las congregaciones religiosas, los representantes de diversas instituciones y el vecindario noble de la ciudad, para decidir qué curso de acción tomar.
La Primera Junta de Gobierno
Toda clase de rumores se escuchaban en Santiago en esos días. Algunos, incluso, decían que de formarse una Junta se alteraría hasta la vida de las congregaciones de religiosas y que se confiscarían sus bienes. Para calmar las aprehensiones de los religiosos, Toro Zambrano debió redactar una carta desmintiendo tales afirmaciones.
La reunión del vecindario noble y los jefes de corporaciones se efectuó el 18 de septiembre de 1810. Tras escuchar el dictamen del procurador de la ciudad, José Miguel Infante -quien defendió con todos sus conocimientos legales la postura favorable a la conformación de una Junta-, don Mateo renunció a su cargo. Inmediatamente, se conformó la Junta, de la cual fue elegido como Presidente.
Uno de los primeros asuntos que se debió atender fue el anuncio del arribo de Antonio Valcárcel, Marqués de Medina, quien había sido nombrado Gobernador de Chile por el Consejo de Regencia.
El gobierno que encabezaba decidió rechazar tal pretensión, contando con la ayuda de la Junta de Buenos Aires.
Toro Zambrano también participó en la discusión del decreto que, promulgado en 1811, estableció la libertad de comercio, pero no alcanzó a sellarlo con su firma pues falleció en la noche del 26 al 27 de febrero de 1811. Su espíritu estaba bastante alicaído desde hacía un mes debido a la muerte de Nicolasa Valdés, su mujer. La Junta dispuso que su funeral se efectuase en el templo de La Merced y la ceremonia fue muy concurrida.