Nació en Santiago el 21 de febrero de 1805. Fue hijo de Francisco Ramón Vicuña y de Mariana de Aguirre y Boza.
Desde muy joven demostró interés por las letras, pero principalmente por el periodismo. Después de estudiar Humanidades y Comercio, y con solo 20 años de edad, se trasladó a Valparaíso, donde adquirió una imprenta en 1825 que llamó El Comercio, iniciando de esta manera una larga carrera en la actividad periodística. Fue uno de los fundadores de El Mercurio de Valparaíso, considerado hoy día como el diario más antiguo de Chile y de América Latina. Este fue el tercer periódico fundado en el puerto.
Pedro Félix Vicuña era un liberal convencido, su labor periodística siempre estuvo al servicio de los ideales políticos que quería difundir. Junto a su actividad en la prensa, fue diputado y senador. Durante la revolución de 1851 fue nombrado intendente de Concepción.
Contrajo matrimonio con Carmen Mackenna, hija del general Juan Mackenna, con la cual tuvo 13 hijos, entre ellos el destacado periodista e historiador Benjamín Vicuña Mackenna.
Murió en 1874.
Comienzos del periodismo en el puerto
En Valparaíso, sus actividades se desarrollaron en torno al periodismo y la política portuaria y nacional. Su primer proyecto periodístico fue El Telégrafo Mercantil y Político, recordado también como el primer diario de Valparaíso, fundado el 3 de octubre de 1826, y que tuvo solo 89 números. Este periódico puede ser considerado como el precursor de El Mercurio.
Vinieron después otros periódicos, como El Observador de Valparaíso, los cuales aparecían tres o cuatro números y luego desaparecían por problemas económicos.
El nacimiento del diario
Junto a los tipógrafos Tomás G. Wells, norteamericano, e Ignacio Silva, Pedro Félix Vicuña fundó El Mercurio de Valparaíso, cuyo primer número salió a la calle el 12 de septiembre de 1827.
El mismo Vicuña lo dejó así establecido en una carta al editor, publicada en el El Mercurio el 16 de julio de 1870, al señalar: «… Yo fui el fundador de este diario y di la mitad de los fondos sin interés alguno para establecerlo. En mi juventud yo redacté los primeros números y lo bauticé con el nombre que lleva; he sido en todas épocas su constante colaborador y mis hijos y yo sufrimos acusaciones en defensa de la justicia que sus columnas registraban, de las que salimos siempre victoriosos».
Hasta con faltas de ortografía
En sus inicios, El Mercurio de Valparaíso aparecía solo los miércoles y los sábados. No había un equipo permanente de redactores; se alimentaba de las colaboraciones del fundador y de los amigos invitados a escribir.
A veces, estos improvisados redactores no poseían las mínimas habilidades para este desempeño y escribían hasta con faltas de ortografía. Este tipo de periódicos tenía una bajísima tirada, hecho que se derivaba de las escasez de papeles y tintas. Para los lectores, el problema se subsanaba con la siguiente práctica: un vecino que sabía leer compraba un ejemplar del diario y lo leía en público durante las tertulias.
Solo a partir de 1829 El Mercurio de Valparaíso inició sus ediciones diarias. Hacia ese mismo año, Pedro Félix Vicuña vendió su participación en el periódico y se trasladó a Santiago.
Periodismo ideológico
En la capital, Vicuña redactó el periódico La Ley y la Justicia, hecho que recuerda en sus memorias: «También debo advertir que yo había publicado un periódico que entonces causó mucha sensación, titulado La Ley y la Justicia, donde espuse el cuadro de la revolución, las miras de sus autores, y llamaba un bandido a Prieto por lo que había hecho en las casas de Ochagavía. Mi reputación subió con esta publicación y en la misma proporción el odio que me tenían los revolucionarios…».
Le seguirían El Censor (1830) y la revista Paz Perpetua a los Chilenos (1836), con la cual Vicuña «… procuraba revivir nuestro antiguo entusiasmo por la libertad y levantar la República de la postración a que el despotismo la había arrastrado…», motivos que le significaron la enemistad del ministro Portales. Posteriormente, redactaría El Elector Chileno y El Verdadero Liberal, diarios en apoyo de la candidatura presidencial del general Francisco Antonio Pinto y en contra de Manuel Bulnes.
Destierro y reflexiones íntimas
En 1842 publicó El Observador, y en 1845 El Republicano, ambos en apoyo a la candidatura del general Ramón Freire y que le valió su destierro del país, por la estricta ley de prensa existente en Chile. Establecido en Perú, escribió el libro Ocho Meses de Destierro o Carta sobre el Perú. En 1853 haría otro libro autobiográfico, sus Memorias Íntimas.
Liberal y revolucionario
Su carrera política se inició al ser elegido diputado por La Serena por el período 1831-1834, cargo que sin embargo fue declarado nulo por la Cámara que en su mayoría era conservadora. Desilusionado, se retiró a la vida agrícola, reviviendo sus ideas liberales años más tarde con su participación en la candidatura de Francisco Antonio Pinto en 1840.
Durante la revolución de 1851 apoyó a los revolucionarios, siendo nombrado intendente de Concepción durante el levantamiento armado, y secretario general en campaña por el general José María de la Cruz. En Loncomilla combatió a las tropas del gobierno y aunque fue derrotado, nunca aceptó el Tratado de Purapel.
Muere siendo senador
Retirado a actividades mineras, escribió la obra El Porvenir del Hombre en 1852.
De regreso al campo político en 1864, con la victoria de José Joaquín Pérez para la presidencia de la República, obtuvo la diputación por La Serena. En 1867 fue elegido por Ovalle, cargo con el cual presentó el proyecto de ley sobre abolición de la prisión por deudas, que fue aprobado por el Congreso. En 1870 se convirtió en senador de la República por dos períodos.
Pedro Vicuña falleció el 24 de mayo de 1874.