Nació en la ciudad de Quito en 1587. Su padre, García de Villarroel, había estudiado Cánones y Leyes en la ciudad de Bolonia, iniciando una larga trayectoria que lo llevó a la Audiencia de Lima en 1598, donde ejerció la abogacía. Su madre fue Beatriz Vaca.
Gaspar realizó sus estudios superiores de Cánones en la Universidad Mayor de San Marcos, en Lima, y en 1607 ingresó a la Orden de San Agustín. En su estado religioso se dedicó al estudio de las Ciencias, Artes y Teología. Obtuvo su grado de doctor y ejerció la docencia en la misma universidad donde se había formado.
En 1628 viajó a España donde, además de publicar algunas obras, entró en contacto con García de Haro, quien luego de escuchar su prédica en el monasterio de Constantinopla lo presentó ante el Rey, para quien predicaría en lo sucesivo. El favor de García de Haro posibilitó, además, su designación como obispo de Santiago de Chile en 1637. Sin embargo, Villarroel nunca pudo acostumbrarse a este país.
En julio de 1651 fue nombrado obispo de Arequipa y en 1660 fue trasladado al arzobispado de Charcas, donde falleció el 12 de octubre de 1665.
Sobre todo, un cristiano
La figura de Villarroel es recordada por sus notables virtudes cristianas. Hombre de profunda fe, no sólo se centró en la administración de su obispado. Llevando una vida simple, también dedicó su tiempo a los enfermos del hospital y a los presos, a quienes enviaba todos los lunes la carne y el pan de la semana. Asimismo, entregaba las dos terceras partes de su renta en limosnas y acudía, sin demora, a donde fuera llamado por alguna necesidad, vistiendo su simple hábito de monje.
Como obispo de Santiago le tocó vivir el terrible terremoto que asoló a la capital el 13 de mayo de 1647. Como él mismo relató, salvó con vida después de caerle encima una viga que lo tiró al suelo bañándolo en sangre. Recuperado, se dirigió a la Plaza de Armas desde donde entregó la fortaleza espiritual que todos necesitaban en ese espantoso trance.
Rica producción literaria
Fray Gaspar de Villarroel desarrolló una extensa y rica producción literaria. En 1628, cuando viajó a España pasando primero por Lisboa, logró imprimir su Tratado de los Comentarios, Dificultades y Discursos Literales y Místicos sobre los Evangelios de la Cuaresma. En 1629 y 1631 publicó la segunda y tercera parte en Madrid y Sevilla, respectivamente.
Su obra más importante fue El Gobierno Eclesiástico Pacífico, un compendio del conocimiento legal de su época. Destacable también son las Historias Sagradas y Eclesiásticas Morales, obra escrita en Santiago.