Había una vez dos reinos que eran enemigos. Sus reyes eran el rey Arturo Tercero del castillo de la zona izquierda y el rey Juan Primero del castillo derecho que batallaban constantemente y nunca ganaba nadie.
Un día de primavera el Príncipe de la zona izquierda acordó con la princesa del lado derecho (ellos se amaban locamente a escondidas) que se irían de sus castillos a otro país y un día 21 de enero se fueron al país de Escocia, donde estuvieron cuarenta días. Luego acordaron volver a sus reinos y pedirle perdón a sus padres por haberse ido de sus hogares.
Demoraron veintiséis días en volver a sus casas, pidieron perdón por haberse ido de los castillos a otra parte y no avisar antes de irse. Aceptaron su perdón y los reyes les dijeron que podían casarse porque mientras no estaban se habían reconciliado cuando ellos no estaban.
Hubo una gran fiesta en los dos reinos, los reyes ordenaron demoler los dos reinos para después construir un gran reino en el medio de los dos.
Los príncipes felices por haberse casado decretaron buenas leyes ayudaron a los pobres y ancianos e hicieron de su reino el mejor de los reinos de la zona.
