Había una vez, en el pueblo de Nazaret, un niño llamado Jesús. Él era un niño muy bueno, ayudaba, compartía y tenía un conejito de amigo, claro, un conejo, ¿por qué?; porque nadie lo comprendía. Los dos fueron creciendo, Jesús ya no era el mismo de antes…
Capítulo 1: ¿Dónde está Jesús?
Aunque Jesús ya no pasaba tanto tiempo con el conejito, lo seguía amando y queriendo como antes. Un día, María (la madre de Jesús) estaba triste, esa noche Jesús no llegó. Casi todos estaban tristes y yo (conejito) escapé a ver qué pasó.
Capítulo 2: Perdido, amigo
Corrí, salté (varias veces lo mismo) hasta que llegué a un monte habían muchos conejitos y conejitas igual a mí y nos hicimos muy amigos, sobre todo de una conejita. La mamá era muy amable, dormí ahí.
Capítulo 3: El 3º día
Cuando desperté, extrañé a Jesús, cuando me despertaba él me hacía cariño. Los chicos me enseñaron un lugar donde había una roca gigante, con dos guardias en la entrada, y al llegar sentí una voz de auxilio que me sonaba muy familiar, demasiado familiar, como para decir que estuvo conmigo toda la vida. Nos acercamos a esa roca, no lo dudamos dos veces, y ¡A cavar! Los guardias dormían al llegar al otro lado de la cueva… y era ÉL, era…
Capítulo 4: Ayuden a Jesús
Nada más ni nada menos que mi amigo Jesús, él me dijo:
– Hola, amiguito, ¿qué estás haciendo aquí?
-Ayudándote -le respondí-.
– Sí, pero, ¿cómo salgo yo? -dijo él-.
Yo me quedé sin palabras, nosotros salimos en busca de ayuda, recorrimos todo el monte, hasta que un pájaro nos preguntó:
-¿Qué andan haciendo por éstos lados del monte?, acaso que nadie les contó que por aquí vive el buey Cometodo que come todo lo que veeeeeeeeeee…
Capítulo 5: ¿Dónde estoy?
El pajarito escapó, se acercaba el buey Cometodo, por los verdes prados del monte, pero, al pajarito se le había caído, un huevo de su nido. Los conejitos no se dieron cuenta de eso, así que corrieron hacia la cueva, ahí, el buey Cometodo sacó la piedra que tapaba la entrada. Cuando escucharon que al pájaro se le había perdido su huevo corrieron hacia allá, y, cuando lo tomé, me fui a otro lugar, todo era celeste y Jesús me dijo:
– Ahora, tú, conejito, serás el símbolo de fraternidad y alegría en pascua, pero, ¿qué es eso que traes en tus patas?
– Un huevo -le dije-.
– Ese huevo será la alegría para los niños…
Día de la Radio en Chile