Había una vez un pintor que tenía un lápiz, cada dibujo que él hacía se hacían realidad. Por ejemplo: un día dibujó un árbol en el mar y al otro día había un árbol gigante, otro día dibujó un enano y a la noche se le apareció; también dibujó el pez que hablaba.
Un día una bruja muy buena que se llamaba Antonieta veía el futuro. Antonieta le dijo al pintor que el lápiz era mágico y que mas adelante se iba a ser rico porque todos le iban a ofrecer miles de millones de pesos por el lápiz mágico.
Un día el pintor y su esposa tuvieron un hijo, al que llamaron Juan. Juan llevó ese lápiz por equivocación al colegio, y allí el profesor de lenguaje lo retó porque no escribió nada. Pero él sí escribió, lo que pasó es que las letras se salían de la hoja.
En dos años el pintor fue a dibujar al mar y se le cayó el lápiz y el pez que él dibujó lo tomó y empezó a dibujar a sus amigos: un pulpo con cara y a una sirena.
Un día la sirenita salió del mar con el lápiz y el pintor le dijo: ¡ese es mi lápiz! y la sirena se lo entregó y lo vendió en miles millones de pesos y así su hijo escribió un libro.
Y todos vivieron felices y sin el lápiz magico.
