Érase una vez un científico que era muy flaco, y tenía un nombre muy raro: se llamaba «Gonstlyns», pero todos le decian «El Científico Desnutrido».
A él le molestaba muchísimo que lo llamasen así. Un día se decidió a engordar para que nunca más le dijieran así… In Intentó de todo, desde comer pan hasta llenarse la boca de pasteles y golosinas, pero seguía flaco y desnutrido…
Aburrido, se decidió a crear una fórmula secreta para engordar. Pasaba días enteros en su laboratorio, con una y otra fórmula que no funcionaba. Con mucho ánimo se levantó un día, se fue derechito al laboratorio, ni tomó desayuno ya que creía que no servía para nada… La única manera de subir de peso era con una fórmula.
Estaba en su laboratorio y así mismo se decía: «un poquito de grasa, otro de golosinas, otro poquito de pan… el toque secreto ¡y listo!».
Ese fue su mejor día. Había descubierto la fórmula para engordar, la llamó «FORGORDA», se la tomó y esperó sentado, inquieto por saber cómo quedaría. Habian pasado las horas, ya era media noche y se quedó dormido. Al día siguiente se miró al espejo y se vio ¡gordo-gordo!. Él estaba muy contento, y salió a la calle a lucir su nueva «guata», pero fue desastroso, todos se rieron de él y le comenzaron a llamar «El Científico Obeso».
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