¿Recuerdas el cuento «La foca malabarista»? Bueno, esta es la segunda parte y se trata del pulpo que Foqui ayudó a encontrarse un tesoro.
Había una vez un pulpo llamado Pulpín que siempre se quería encontrar algo pero nunca, NUNCA, se encontraba algo. Un día Pulpín invitó a Foqui a su casa, y conversando Pulpín dijo:
-Foqui, tengo un problema.
-¿Cuál?
-Lo que pasa es que siempre me quiero encontrar algo, pero ni me encuentro una pelusa. Ya sé, dijo Foqui, yo voy a ayudarte. Y fueron a un viejo barco hundido (Uf, ya me puse tenebroso).
Cuando entraron vieron que estaba lleno de hoyos (no de golf, claro. Si hablas Claro, claro que tie… perdón). Entonces, entraron y Foqui se cayó en uno de los hoyos.
– ¡¡¡Ayuda, ayuda!!! -decía Foqui-.
– Yo te sacaré -dijo Pulpín y tiró a Foqui.
Cuando Foqui salió del hoyo, los dos salieron disparados, y Pulpín cayó en algo muy duro. ¡Se había encontrado un tesoro! ¡Por fin se encontró algo! ¡Y era muy bueno! Entonces, Pulpín repartió el dinero con todos sus amigos y con las tablas del barco le hicieron una casa de playa para cada uno.