Tú, triste y desdichada flor azul,
pequeños tus pétalos y frágil tu corazón.
Santa y pura la virgen que te plantó,
y cruel el hombre que con sus pies te aplastó.
Más allá de los cielos, tu cuerpo sigue desvanecido,
más de algún recuerdo guarda.
Que desdichada tu suerte pequeña flor,
que mala es tu vida.
Por: Micaela Pacheco, 5° básico, 11 años.