Había una vez una familia que consumía puras alimentos saludables como verduras y frutas, pero ellos tenían un hijo de 10 años llamado Ismael, le gustaba la comida chatarra, él no tomaba leche aunque nunca la había probado. Eso era lo malo, el tampoco hacía ejercicio, después de clases se tiraba en el sillón y veía televisión hasta muy tarde en la noche, él despertaba todos los días a las 6 de la mañana lo cual no le permitía descansar bien, no tomaba desayuno, y en el colegio siempre andaba muy cansado , no pensaba bien.
Pero su familia era todo lo contrario a él, ellos siempre le decían a Ismael, en especial su hermana Geraldine, que se alimentara sanamente, pero el no le hacía caso. La hermana tenía la misma edad, pero ella siempre hacia deportes y comía muchas verduras y frutas.
Un día la familia de Ismael lo quería llevar a un parque de diversiones, todos tenían ganas de ir menos él porque estaba decaído, débil sin ganas de hacer nada. Como era ya grande lo dejaron solo y como en la casa había solamente comida que a él no le gustaba, no almorzó ni tomo once, porque la familia llegó muy tarde, y como ese día no había tomado desayuno su cuerpo no resistió y se desmayó, su mamá se asustó mucho hasta que él reaccionó y se dio cuenta de que eso era producto de su mala alimentación.
Su mamá le dio leche y como él lo único que quería era recuperarse y tener fuerzas tomó la leche la saboreó y la saboreó y dijo mmm… que rica es la leche y también probó las verduras y frutas que nunca había probado.
Finalmente a Ismael le acabaron gustando la leche, las verduras y frutas también hizo las mismas rutinas de ejercicios de la familia, que luego de un tiempo le gustaron mucho y su cuerpo creció fuerte y sano gracias a la rica leche, las frutas y verduras que comía.
FIN
Por Josefa Estrada.
El Congreso Nacional aprobó declarar la Guerra a España