Érase una vez dos niños, una de ocho años (Valentina) y el otro de seis (Carlitos). Los dos eran hermanos y vivían con su abuelito.
Salían todos los días paseando cabras y un día las cabras salieron corriendo y Carlitos las persiguió. Valentina le dijo que no las persiguiera tan fuerte porque se iba cada vez más lejos, pero Carlitos que corría tan fuerte no la pudo escuchar.
Se tropezó y cayó al río. Valentina corrió a salvarlo y tiró una cuerda para que se sujetara.
Cuando salió del río se fueron a la casa para cambiarse de ropa.
Despues de cambiarse de ropa fueron a traer a las cabras.
A Valentina se le ocurrió una idea: quería invitar a la abuela que vivia en Puerto Montt.
La abuela fue pero ninguno de los tres le dijo al abuelo que iba a venir la abuela. Es decir, era una sorpresa.
Cuando llegó el abuelo estaba durmiendo así que aprovecharon de preparar las cosas.
Justo cuando terminaron el abuelito despertó, vio a la abuela y dijo que era excelente que estuviera la abuela en Santiago.
Hicieron una fiesta y vivieron felices por siempre.