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Hace mucho tiempo, habían dos mellizos, los cuales eran príncipes del Reino de Vecsin. Uno se llamaba Gerhard y el otro Diego. Ambos eran muy unidos; más que hermanos, eran mejores amigos. De pronto, Gerhard se dio cuenta de que ya no era un niño pequeño y comenzó a pensar en que, quizás, ya era tiempo de buscarse una esposa. Diego por su lado, estaba en desacuerdo. Él quería seguir jugando y divirtiéndose todos los días, ya que quería casarse cuando tuviera más edad.

Un día, Gerhard salió a dar una vuelta por el pueblo de su Reino y vio a una plebeya, que era hija del panadero real. Se dice que fue amor a primera vista. Aquella plebeya se llamaba Eliette, pero comúnmente le decían Eli. Ella igual era linda, pero no tanto.

Un día, el Príncipe Gerhard muy nervioso, le pidió tener una cita a la plebeya. Ella sin nervios, en menos de un segundo respondió: «¡Sí! ¿Cuándo?».

Durante dos semanas, todo iba bien, incluso la plebeya ya no vestía harapos, sólo ropa de telas finas y estaba viviendo en el castillo.

Un día, el príncipe Gerhard tuvo que salir de viaje, dejando a la futura princesa de Vecsin sola.

Ella, durante todo ese largo tiempo de ausencia, de su príncipe, se sintió muy solitaria, infeliz y no querida, y comenzó a llorar. Como su pieza quedaba justo al lado de la de el príncipe Diego, obviamente él la escuchó, y como no soportaba ver a una mujer llorar, fue a su ayuda. En ese momento, la plebeya se dio cuenta de que quizás ya no amaba mucho a su príncipe. Ella comenzó una relación amorosa con el hermano de su prometido y decidieron mantenerlo en secreto. Pero esto no se pudo llevar a cabo, ya que 3 de sus sirvientas y un real lacayo de suma confianza terminaron sabiéndolo todo.

Tamar, Angie , Valeria y Marcelo se llamaban las sirvientas y el lacayo, respectivamente, que se enteraron del engaño.

Al día siguiente, regresó el Príncipe Gerhard. La plebeya y el Príncipe Diego pensaban decirle todo. Pero de un momento a otro, ella se arrepintió de la decisión de contarle todo lo sucedido en su ausencia a su futuro marido. Diego, muy decidido, le contó todo a su hermano.

El Príncipe, muy enojado, se peleó por primera vez con su hermano, no se hablaron durante semanas.

A pesar de que Eli prometió nunca más engañar a Gerhard, en un fiesta Real de Príncipes y Condes, Eli tuvo que asistir con Diego, debido a que Gerhard no pudo ir. Allí se encontraron con la Princesa más bella y amable del mundo, Catalina o Ktta, como le decían en su Reino de Shiksin.

También se encontraron con el Conde Javier. Ellos conversaron durante muchas horas en la fiesta. La  Princesa Catalina, se ofreció a llevarlos en su carruaje de blancos corceles y cocheros muy lindos. Ellos aceptaron con mucha cortesía. Después de dejar al Conde Javier en su castillo, se dirigieron al castillo del Príncipe Diego. Al llegar, se bajó Diego, y la Princesa Ktta le pidió a Eli que conversara un poco con ella. Diego se despidió de La Princesa Ktta. Pero al despedirse de Eli, le dio el tremendo beso, que obviamente la Princesa Ktta vio, Pero por no entristecer más a su mejor amigo, el Príncipe Gerhard, no dijo nada.

A veces, el Príncipe y la plebeya estaban juntos, otras veces no.

Con el tiempo, los hermanos príncipes se fueron arreglando. Ahora ya no hay rollos entre ellos.

No se sabe con quién está la plebeya ahora. Este cuento continuará, aún no se termina todo…

Y recuerda: El único que sabe tu destino eres tú. Tú fabricas tu destino…


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