Érase una vez unas montañas opacas y sin vida llamadas las montañas de Sitsu. Se llamaban así porque allí vivía un hombre muy alto gordo y con cicatrices en su rostro.
Todos le tenían miedo a Sitsu porque al que se le acercara, lo amenasaba con un hacha.
Despúes de tres meses se avisó al pueblo que habían muerto dos personas por acercarse y tratar de matar a Sitsu, pero un hombre llamado Jack que era muy valiente dijo: «yo me atrevo a matar a Sitsu y no saldré de ahí hasta que lo haya vencido». Todos tenían mucho susto porque sabían que Sitsu era muy peligroso.
Al otro día el hombre fue a las montañas a tratar de vencer a Sitsu, cuando llegó a la cima donde se encontraba su hogar llamó a la puerta y Sitsu le respondió: «qué quieres, estoy tratando de tomar una siesta», pero el hombre abrió la puerta y saltó arriba de Sitsu y se dio cuenta de que para vencerlo había que romper la cadena con un símbolo del diablo que colgaba por su gordo y corto cuello.
El hombre votó a Sitsu al suelo, le sacó la cadena y le rompió el símbolo del diablo que era de vidrio. Ya roto empezó a salir un humo rojo que después de unos segundos se fue bajo tierra. Sitsu ya estaba muerto, el hombre le avisó al pueblo que había derrotado a Sitsu y para demostrárselos les dijo que vieran las montañas que ya habían recobrado vida y color.
Después de esa aventura el hombre fue el héroe más reconocido del pueblo.