Uno de los poetas más importantes de la literatura mundial en el siglo XX. La influencia de sus obras trascendió lo literario y se extendió a la cultura popular y académica, además de la historia política y social de Chile. En sus últimos 20 años de vida se dedicó a escribir sobre amor y naturaleza, y publicó La Tortuga de Pablo Neruda.
Ricardo Eliecer Neftalí Reyes Basoalto, su nombre legal, fue galardonado en 1945 con el Premio Nacional de Literatura, mientras que en 1971 recibió el Premio Nobel de Literatura, convirtiéndose en el sexto escritor de habla hispana y el tercer latinoamericano en recibir aquella distinción.
Nació el 12 de julio de 1904 en Parral. Su padre, José del Carmen Reyes, fue obrero y maquinista ferroviario. Su madre, Rosa Neftalí Basoalto Opazo, fue profesora en la Escuela Nº 2 de Niñas de Parral y murió de tuberculosis cuando Neruda tenía un mes de vida.
El 18 de julio de 1917 se publicó por primera vez una obra de su autoría: el artículo «Entusiasmo y perseverancia», que apareció en el diario La Mañana de Temuco.
En 1921, viajó a Santiago para seguir la carrera de Pedagogía en Francés en el Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile. Allí se enamoró de una compañera, Albertina Azócar, a quien dedicó su libro «Veinte poemas de amor y una canción desesperada».
Fue electo senador por Tarapacá y Antofagasta en 1945 con el apoyo del Partido Comunista (PC). En 1949 decide salir del país por las críticas severas que realizó al presidente y en 1953 se le permite regresar. Desde ese entonces, se dedicó a escribir sobre amor y naturaleza y crea La Tortuga de Pablo Neruda.
En 1971 fue nombrado embajador en Francia por el presidente Salvador Allende, cargo al que renunció en 1973 por problemas de salud. Neruda fallece el 23 de septiembre de aquel año.
La Tortuga de Pablo Neruda.
La tortuga que
anduvo
tanto tiempo
y tanto vio
con
sus
antiguos
ojos,
la tortuga
que comió
aceitunas
del más profundo
mar,
la tortuga que nadó
siete siglos
y conoció
siete
mil
primaveras,
la tortuga
blindada
contra
el calor
y el frío,
contra
los rayos y las olas,
la tortuga
amarilla
y plateada,
con severos
lunares
ambarinos
y pies de rapiña,
la tortuga
se quedó
aquí
durmiendo,
y no lo sabe.
De tan vieja
se fue
poniendo dura,
dejó
de amar las olas
y fue rígida
como una plancha de planchar.
Cerró
los ojos que
tanto
mar, cielo, tiempo y tierra
desafiaron,
y se durmió
entre las otras
piedras.