En algunos casos se trata de conocimientos acumulados y perfeccionados durante miles de años. Por ejemplo, ¿sabías que el computador es algo así como el tataranieto del ábaco, la primera herramienta de cálculo creada hace más de cuatro mil años? ¿Te das cuenta de cuántos cientos de personas y experiencias están involucradas en la existencia de estas útiles máquinas?
Los inventos son todas las creaciones del hombre en cuya elaboración están involucradas su imaginación y capacidad reflexiva.
A veces tendemos a pensar que las tecnologías desarrolladas durante las últimas décadas son las más importantes de la historia humana, porque nos parecen novedosas o sorprendentes. Sin embargo, casi todas las creaciones del hombre fueron consideradas revolucionarias en el tiempo en que fueron ideadas, e incluso resistidas por temor. ¿Sabías que alguna vez se pensó que las fotografías robaban el alma? ¿O que el uso de plantas en infusiones con fines medicinales fue considerado brujería durante la Edad Media? De los primeros televisores se creyó que había gente dentro de las pantallas, y que quienes aparecían podían ver y escuchar todo lo que pasaba en los hogares.
Por otra parte, hay creaciones muy antiguas que siguen tan vigentes como en el minuto en que se crearon. De esto, solo unos ejemplos: las pinturas tienen casi cincuenta mil años de antigüedad, la rueda, alrededor del seis mil, mientras el reloj acumula cuatro mil años de historia.
Desde su aparición en la Tierra, el hombre comenzó a crear herramientas que le facilitaron sus tareas de sobrevivencia. Elaboró armas para cazar, con ramas y troncos de árboles caídos y piedras; con los huesos y pieles de sus presas, se hizo casas y abrigos; construyó vasijas de arcilla y cestas de mimbre para guardar alimentos, y redes para pescar.
Quizás el avance más significativo y diferenciador del resto de los animales fue el desarrollo del lenguaje, que les permitió vivir en grupos y realizar tareas en conjunto. Para esto debieron desarrollar códigos (es decir, símbolos y reglas para transmitir información), que les permitieron elaborar mensajes y decodificar la información recibida, lo que significó un incremento de su capacidad intelectual.
Con el tiempo, las sencillas herramientas se fueron haciendo más complejas, en especial después de que, gracias al fuego, los hombres aprendieron a fundir y realizar aleaciones de metales.
